- Misión: recolocar al expresidente de Indra.
- Primero lo intentó Botín en Abengoa. Fracasó.
- Ahora, López Madrid lo ha conseguido, en Ferroglobe.
- Aunque Monzón aspira a mucho más, es un primer paso para su reflotamiento profesional.
¿Qué tienen en común
Ana Botín,
Javier Monzón y
Javier López Madrid (
los tres, en la imagen)? Que pasan sus vacaciones navideñas en la pequeña localidad suiza de
Gstaad, rodeados de nieve, con más 250 km. de pistas de esquí y con un glamour y un lujo aptos para muy pocos. Para que se hagan una idea,
Gstaad es el destino invernal preferido, por ejemplo, de Carlota Casiraghi, de las hijas de Ecclestone, del príncipe Harry de Inglaterra o, en un plano más doméstico, de los Cortina o de los March.
Allí se juntan también -juntos pero no revueltos- nuestros tres protagonistas:
Ana Botín,
Javier Monzón y
Javier López Madrid que comparten, además, una gran amistad, sobre todo
Botín con
Monzón y éste con
López Madrid. Y, ¿qué hacen los amigos cuando uno de ellos se ha quedado en paro? Tirar de agenda, reenviar el CV a todos los contactos... en definitiva, mover Roma con Santiago para que encuentre trabajo cuanto antes.
Claro que en este caso no ha hecho falta una gran movilización: ha bastado unos días en
Gstaad y asunto resuelto:
López Madrid, a la sazón
vicepresidente ejecutivo de Ferroglobe (fusión entre Ferroatlántica, del grupo Villar Mir, y la norteamericana Globe), yerno de
Juan Miguel Villar Mir y amigo personal de la
Reina Letizia -le envió mensajes de apoyo cuando estalló el escándalo sexual con la dermatóloga Elisa Pinto-, ha colocado a
Monzón como consejero de la compañía. Efectivamente, no es un puestazo para alguien que ha presidido
Indra desde su constitución, allá, en 1993, pero sí es el primer paso para su reflotamiento profesional.
Además, el nombramiento, adelantado este miércoles por
El Economista, se produce cuando aún colea el escándalo sobre el avión que utilizaba
Monzón a costa de la empresa y que luego fue adquirido por Cristiano Ronaldo.
Aun sin mucha movilización, lo cierto es que éste ha sido el segundo intento del trío de
Gstaad para colocar a don Javier. El primero lo protagonizó doña Ana, que intentó situarle al frente de Abengoa al poco de estallar la crisis del grupo andaluz. Al final, el resto de la banca acreedora se opuso y
Monzón tuvo que deshacer el equipaje que ya tenía preparado.
Pero lo que es tener buenos amigos: eso sucedió entre octubre y noviembre de 2015. Sólo un mes y medio después y tras unos días de intenso sufrimiento en
Gstaad junto a
Botín y
López Madrid, es nombrado consejero de la multinacional
Ferroglobe. Qué bonita es la amistad.
Pablo Ferrer
pablo@hispanidad.com