Gobierno Frankenstein no. El Ejecutivo de Pedro Sánchez es un Gobierno Zugarramurdi.
No, esto no es un Gobierno Frankenstein, sino un Gobierno Zugarramurdi, a pesar de que se está vendiendo la imagen de un Ejecutivo plagado de expertos. ¿Expertos, en qué?
También los hay que pretenden ver moderación tras el nombramiento, este miércoles, de los nuevos ministros. Pero las nuevas incorporaciones, unidas a las conocidas el martes, solo hablan de ultrafeminismo, cristofobia y aborto.
Por ejemplo, Carmen Montón y Nadia Calviño, encargadas de Sanidad y Economía, respectivamente. El discurso de Montón criticando la tibia reforma del aborto del PP no deja lugar a dudas: “El Gobierno de Rajoy lleva toda la legislatura gobernando en contra de las mujeres, y hoy lo ha vuelto a hacer, presentando una ley que va a dejar en la absoluta indefensión a las mujeres más jóvenes, a las mujeres más vulnerables”, señaló. Para la nueva ministra de Sanidad, las niñas que aún no han nacido son menos vulnerables que las jóvenes capaces de matarlas. Un claro ejemplo de moderación de una experta en cualquier cosa menos en sanidad.
¿Y qué me dicen de Calviño, que no dudó a la hora de aplaudir el resultado del referéndum que permite a las mujeres irlandesas matar impunemente a sus propios hijos… e hijas? ¡Qué progre!
Las nuevas incorporaciones, unidas a las conocidas el martes, solo hablan de ultrafeminismo, cristofobia y aborto
Otro nombre del Gobierno Zugarramurdi: Isabel Celaá. La ministra de Educación quiere acabar con la educación religiosa, no le gusta, y la forma más sencilla es atacando a la escuela concertada. Por eso, cuando fue consejera de Educación con Patxi López -otro experto moderado-, amenazó con la asfixia económica a los colegios concertados del País Vasco que separan por sexos. Ni caso a los múltiples informes de expertos (expertos de verdad) que avalan las ventajas de la educación diferenciada. En cualquier caso, si los padres quieren educar a sus hijos en colegios solo de niños o de niñas, ¿por qué hay que impedírselo?
Vamos con la ministra de Justicia. ¡Qué alivio! Resulta que Dolores Delgado sí es experta, concretamente, en terrorismo yihadista en la Audiencia Nacional. Pero no se emocionen, porque flaquea en moderación. Pertenece a la Unión Progresista de Fiscales y es el alter ego del exjuez Baltasar Garzón.
Meritxell Batet, ministra de Administración Territorial y esposa (ahora separada) del ex secretario de Estado de la Sociedad de la Información y Agenda Digital de Rajoy, José María Lasalle, tampoco es un ejemplo de mesura. Lo demostró en diciembre de 2015, cuando en el receso del debate electoral Rajoy-Sánchez, aconsejó a su jefe para que endureciera el tono e insultara a don Mariano. Sánchez lo hizo y perdió.
La responsable de Educación, Isabel Celáa, quiere acabar con la educación religiosa y la responsable de Justicia era la mano derecha de Baltasar Garzón.
Un nombre (o nombra) clave del nuevo Gobierno Zugarramurdi es Magdalena Valerio. No se apuren, la ministra de Trabajo fue una de las 12 personas que participó en la elaboración del programa político de Sánchez para las elecciones del 26 de junio de 2016, unos comicios muy exitosos para el PSOE. Valerio tiene las ideas claras: quiere derogar la reforma laboral del PP (¿a que no?) y es partidaria del impuesto a la banca para financiar las pensiones.
La titular de Trabajo, Magdalena Valerio quiere cargarse la reforma Báñez: ¿A que no?
No nos olvidamos de Teresa Ribera. La ministra de Energía, Medio Ambiente y Cambio Climático no tiene tiempo que perder. Estamos en junio y las temperaturas son propias del otoño. Tranquilos, estamos salvados: Ribera es experta en la lucha contra el cambio climático. Lástima que fuera ella la que validó la declaración de impacto medioambiental favorable al Proyecto Castor. ¿Recuerdan? Menos mal que contamos a partir de ahora con María Jesús Montero como ministra de Hacienda, aunque su caótico trabajo en Andalucía siembra algunas dudas al respecto.
Borrell es un comecuras y Pedro Duque busca planetas
Luego está el jacobino y anticlerical Josep Borrell (Exteriores) y el astronauta Pedro Duque (Ciencia, Innovación y Universidades), que anda muy estresado porque el Sol se va a apagar y aún no hemos encontrado otro planeta donde vivir. Ojo, sólo tenemos de plazo 3.000 millones de años, mes arriba, mes abajo.
A ello añadan al juez que más alardea de su condición homosexual, Fernando Grande-Marlaska, a Interior; Luis Planas, socialista de la Junta de Andalucía, para Agricultura; Margarita Robles en Defensa (los militares echarán de menos a Dolores de Cospedal); Reyes Maroto, de quien nadie nos ha explicado cuál es su pedigrí para el Ministerio de Industria (perdón, Empresa) y Maxim Huerta, periodista de la Academia de la TV, una nota de color, para Cultura.
Un nombramiento que al final no se produjo y que muchos medios adelantaron fue el de Constantino Méndez como ministro de Defensa, una cartera que finalmente cayó en manos de Margarita Robles, que además ha recuperado para su nuevo departamento la tutela del CNI (algo que Cospedal no pùedo quitar a Soraya por más que lo intentó). Méndez es un gallego de 68 años que fue secretario de Estado de Defensa con Carme Chacón, durante la segunda etapa (qué tiempos aquellos) de Rodríguez Zapatero. Antes, en 2004, fue delegado del Gobierno en la Comunidad de Madrid, cargo que abandonó en 2006 tras la condena a penas de cárcel a tres policías por la detención ilegal de dos militantes del PP que participaron en una manifestación de la AVT en la que fue increpado el entonces ministro, José Bono.
Resumiendo: estamos ante un Gobierno moderado y plagado de expertos. No es de extrañar que en TVE digan que el presidente busca generar confianza. La misma que las brujas de Zugarramurdi.