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Hay que reconocer que el Gobierno del amor y la familia, el Ejecutivo de Pedro Sánchez, ha acertado en un nombramiento: el de María Jesús Montero como ministra portavoz. Es la más trasparente de todo el Ejecutivo y la única que responde cuando le pregunten (¡Qué extraño!). Pues bien, preguntada por Hispanidad, la ministra Montero ha dicho que la prevista elevación del salario mínimo interprofesional hasta los 1.200 euros a lo largo de la legislatura (1.400 días como diría Sánchez) se hará con “el automatismo que marca la ley”, es decir, subiendo en la misma proporción las cuotas sociales… que son las más altas de toda Europa.
Insiste Hispanidad en que, si el Gobierno quiere, puede hacer una exención a la hora de aplicar la actual normativa: subir el salario líquido el que se lleva al bolsillo del trabajador y mantener o bajar las cuotas sociales, que son absurdas para ese tipo de salarios bajos y que lo único que animan es a que el empleador, por fuerza mayor, siga contratando a, por ejemplo, su empleada doméstica pero le pague en ‘B’, porque no puede afrontar el subidón de saldo líquido y cuotas de la Seguridad Social.
Recuerden que el BBVA cifra en 45.000 los salarios mínimos que han pasado al negro mientras la CEOE los eleva a 60.000.
Pues no, que el Gobierno Sánchez -cuyos miembros honran al trabajador tanto como odian al empleador- ni se ha planteado esa opción.
Para entendernos, bien está subir el salario mínimo porque en España se cobra poco, pero la justa media de subir el SMI se estropea cuando, en paralelo, se suben las cuotas sociales. De hecho para este tipo de salarios bajos, las cuotas sociales deberían anularse.