El sector del petróleo, ahora en apuros por el empeño 'verde' para luchar contra el cambio climático, justo cuando empieza a recuperarse del fuerte impacto del Covid-19
En esta semana, las petroleras han cobrado sin quererlo bastante protagonismo al verse ahora en apuros por el cambio climático… Todo ello, tras la notable mejora de resultados que la mayoría ha experimentado durante el primer trimestre. ¿Casualidad? Si uno recuerda al poeta, dramaturgo, filósofo e historiador alemán Friedrich Schiller, quien defendía que las casualidades no existen, parece que no.
Lo más preocupante es sin duda que la petrolera anglo-holandesa Royal Dutch Shell haya sido condenada por un tribunal neerlandés a reducir sus emisiones un 45% para 2030, por su responsabilidad directa en la lucha contra el cambio climático. Un fallo que ha llegado tras la denuncia de una ONG ecologista, cómo no, llamada Amigos de la Tierra (Mileudefensie, en neerlandés).
Claro que no ha sido lo único llamativo contra las petroleras que ha ocurrido esta semana en algunas Juntas de Accionistas. En la estadounidense ExxonMobil, un accionista denominado Engine No. 1, dueño de sólo el 0,02% del capital y que está promovido por el inversor Chris James, ha presionado para que se diversifique el negocio más allá de las energías fósiles y ha logrado nombrar a dos de los 12 consejeros, tras recibir el apoyo de dos de los mayores fondos de pensiones de EEUU (NYSLRS y CalSTR) y de BlackRock (segundo accionista de la compañía, con un 6,6%), que a principios de año anunció que ya no invertirá en empresas contaminantes. Por su parte, en su compatriota Chevron, los accionistas quieren que se ocupe más del clima y de contaminar menos.
Los ‘ataques’ en Royal Dutch Shell, ExxonMobil y Chevron llegan una semana después de que la Agencia Internacional de la Energía (AIE) pidiera que se dejaran de explorar nuevos yacimientos de petróleo y gas
Unos ‘ataques’ que llegan una semana después de que la Agencia Internacional de la Energía (AIE) pidiera que se dejaran de explorar nuevos yacimientos de petróleo y gas en su ruta hacia 2050, donde la mayoría de países han fijado la meta para alcanzar la neutralidad en carbono. Al ser preguntado por esta cuestión por Hispanidad, Josu Jon Imaz, CEO de Repsol, respondió que “lo que podrían hacer es prohibir la exploración en sus países (EEUU, Noruega y Reino Unido, entre ellos), si fueran serios y no lo hacen”. Además, conviene recordar que la AIE prevé que el petróleo siga siendo la fuente energética más consumida (representando el 28,3%) en 2040 y clave en el transporte, por delante del gas natural (25,3%) y a mucha distancia del carbón (19,4%), la biomasa (10,6%), otras renovables (eólica y solar, entre ellas, con un 8,2%), la nuclear (5,2%) y la hidroeléctrica (3%).
Y todo ello, pese al impulso ‘verde’ que cada vez impera más en el mundo, aunque en algunos países haya bastante demagogia de por medio. Por ejemplo, en el caso de España: la vicepresidenta cuarta y ministra de Transición Ecológica y Reto Demográfico, Teresa Ribera, sigue empeñada en el cierre progresivo de las nucleares entre 2027 y 2035, pese a que esta energía es la principal fuente de generación electricidad y lo hace sin emitir CO2 y con gran estabilidad. La miembro más ‘verde’ del Gobierno Sánchez hace oídos sordos a la defensa de la nuclear que han hecho: la mismísima ONU, el visionario Negroponte e incluso los verdes finlandeses, el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) de Naciones Unidas, la AIE y recientemente, la Agencia para la Energía Nuclear (NEA, por sus siglas en inglés) que forma parte de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).
El impulso ‘verde’ cada vez impera más en el mundo, aunque en algunos países haya bastante demagogia de por medio. En España, la vicepresidenta Ribera sigue empeñada en cerrar las nucleares, pese a que no emiten CO2
Por último, un breve repaso por la notable mejora de resultados de la mayoría de las petroleras durante el primer trimestre para entender mejor que el ‘ataque climático’ no llega en un momento casual… y entre paréntesis el resultado que lograron hace un año o una comparativa, después del varapalo que muchas se llevaron en 2020 por culpa del Covid-19. La saudí Aramco ha ganado 17.380 millones de euros (casi un 24% más que el beneficio obtenido hasta marzo de 2020); la anglo-holandesa Shell, 4.681 millones (-20 millones); la británica BP, 3.864 millones (-3.614 millones); la francesa Total, 2.279 millones (diez veces más que hace un año); la estadounidense ExxonMobil, 2.251 millones (-503 millones); la rusa Lukoil, 1.761 millones (-510 millones); la noruega Equinor -antigua Statoil-, 1.527 millones (-584 millones); la italiana Eni, 856 millones (-2.929 millones); la española Repsol, 684 millones (-487 millones); la estadounidense Halliburton, 141,5 millones (-847 millones); y Cepsa -propiedad del fondo soberano de Abu Dabi y del fondo Carlyle-, 75 millones (-108 millones).
En esta mejora de cifras, conviene destacar que la mexicana Pemex ha reducido sus pérdidas un 93%, pero no ha logrado cerrar el trimestre en números negros, sino en -1,540 millones. Por su parte, la estadounidense Chevron ha visto desplomado su beneficio un 61,7%, hasta 1.130 millones; mientras la portuguesa Galp ha reducido su resultado un 13%, a 26 millones, por la caída de la producción.