La ley de adopción húngara impedirá adoptar niños a parejas homosexuales. ¿Puede permitirse tamaño desafuero? ¡Nunca jamás! Así, RTVE, la tele de Pedro y de Pablo, ha presentado el pasado martes 15 al premier Víctor Orban como una especie de Hitler redivivo, por afirmar, a través de una norma de adopción de niños, barbaridades de tal calibre como esta de que los niños nacen niños y las niñas nacen niñas. O ese otro disparate de que es el sexo lo que marca el género y no al revés.

RTVE se rasga las vestiduras y presenta a Víctor Orban como una especie de Hitler redivivo

Y más: Orban asegura -¡qué horror!- lo mismo que hace 15 años, no más, propugnaba el socialista español Rodríguez Ibarra, cuando defendía que un niño debe contar con un padre y una madre. ¿Por qué? Le preguntaron, y él respondió: porque “yo busco parejas para los niños, no niños para las parejas”. Al parecer, la paternidad y la maternidad son algo más que una “experiencia”.

Pues bien, apenas media generación después, la tesis de Orban-Ibarra se ha convertido en sacrilegio. Como sacrilegio es que en Hungría sólo podrá adoptar la familia natural, formada por hombre y mujer. ¡Qué raros son estos húngaros! Posiblemente ultraderechistas.

Aún más extraño: la familia que reconocerá y favorecerá el Estado húngaro será la del matrimonio formado por un hombre y una mujer

Aún peor: la única familia que reconocerá y favorecerá el Estado húngaro será la del matrimonio formado por un hombre y una mujer. Que no sólo constituye la familia tradicional sino también la familia natural. Entre otras cosas por la complementariedad natural, tanto fisiológica como psicológica, entre el sexo masculino y el femenino.

Pero esto no son más que argumentos. La cuestión política radica en que que la actitud de Orban no resulta ni mínimamente progresista.

Por tanto, carece de validez alguna. Está clarísimo.

Menos mal que en Europa aún existen mandatarios con la sensatez, tan sólo sensatez, de Víctor Orban.