Repsol insiste en la transición energética y el objetivo de ser cero emisiones en 2050, pero el proceso no es fácil y hay imprevistos (como el coronavirus, que ha desplomado los precios del crudo y gas, y el consumo de energía)
Estamos ante un entorno desafiante en el que la cotización media del crudo Brent cae un 36% y la de Texas americano un 33%, los precios del gas bajan un 30%, la producción de combustibles disminuye debido al descenso de consumo creando un problema de almacenamiento que obliga a los petroleros a deambular llenos por los mares y ahorrar costes de almacenamiento, y gobiernos como el español incluyen subidas especiales de impuestos para algunos carburantes. Repsol, la compañía energética que preside Antonio Brufau, presenta con toda probabilidad los peores resultados de su historia y que corresponden a los nueve primeros meses del año.
La crisis sanitaria y las soluciones que han tomado algunos gobiernos para su control han obligado a industrias a reducir su producción y por ende, el consumo de energía que está repercutiendo en las cuentas de resultados de las compañías energéticas.
Así Repsol, en línea con los resultados presentados en los anteriores trimestres, presenta un resultado neto atribuido de -2.578 millones de euros (M€), frente a los 1.466M€ que obtuvo en el mismo periodo de 2019, a pesar de que en este tercer trimestre parece haber detenido parcialmente la tendencia de las pérdidas, con un resultado aún negativo de 94M€. Y es que sigue lastrando el ajuste del valor de algunos activos que ya realizó en el primer semestre y la nueva senda de precios. Por segmentos de negocio, el peor resultado obtenido ha sido en explotación y producción, con -1.561M€, que disminuye su resultado respecto a 2019 en 2.449M€; seguido de industrial (donde se integrará el negocio de biocombustibles avanzados de bajas emisiones que se va a poner en marcha en la refinería de Cartagena), con -865M€, y el de Corporación y otros, con -453M€, pero solo el segmento comercial y renovables presenta un resultado neto positivo con 301M€.
Por negocios, el peor resultado obtenido ha sido en explotación y producción, con -1.561M€, que disminuye su resultado respecto a 2019 en 2.449M€
Este último integra los negocios de generación de electricidad de bajas emisiones y fuentes renovables, comercialización de electricidad y gas, movilidad y comercialización de productos petrolíferos y GLP (gran parte de esta última se hace en las estaciones de servicio, que ha bajado un 24%, y Repsol cuenta con más de 3.500 en España). Respecto a electricidad y gas, área que dirige María Victoria Zingoni (que también es directora general de Negocios Comerciales y Química, y presidenta del Club Español de la Energía -Enerclub-), ya tiene 1,1 millones de clientes y mantiene un ritmo de crecimiento alto, aunque a menor nivel que el del año pasado por las circunstancias, pues con el coronavirus se pararon las acciones comerciales.
Y en relación a las renovables, Repsol tiene operativos 2.952 megavatios (MW) en España a los que se suman los 25 MW de su participación en el proyecto de eólica marina WindFloat Atlantic frente a las costas de Portugal, y otros 2.300 MW en desarrollo: de estos últimos destacan seis proyectos en España (el eólico Delta, entre Zaragoza y Teruel, que ya ha empezado a producir electricidad, y los fotovoltaicos Valdesolar y Kappa, en Badajoz y Ciudad Real, respectivamente; a los que se suman otros en fase previa de tramitación -los eólicos Delta 2 y PI, y el fotovoltaico Sigma-. Además, la apuesta por las renovables traspasa nuestras fronteras: a finales de julio, firmó un acuerdo con el Grupo Ibereólica Renovables, con el accede a una cartera de proyectos en Chile que dicha compañía tiene en operación, construcción o desarrollo de más de 1.600 MW hasta el año 2025, con la posibilidad de superar los 2.600 MW en 2030. Y en la conferencia con analistas, el CEO, Josu Jon Imaz, no ha descartado futuras alianzas o una salida a Bolsa de su negocio de renovables para impulsar aún más su crecimiento, y ha avanzado que ampliarán la central hidroeléctrica de bombeo de Aguayo (Cantabria), aumentando su capacidad hasta 1.360 MW con una inversión de unos 600M€, siendo uno de los proyectos 'estrella' del próximo plan estratégico 2021-2025 que presentará a finales de noviembre.
En electricidad y gas, ya tiene 1,1 millones de clientes y sigue creciendo en renovables: 2.977 MW operativos en la Península Ibérica y otros 2.300 MW en desarrollo, a los que suma el acuerdo en Chile
Las ventas se han situado en 24.500M€, por lo que han descendido un 33,6%, prácticamente en el mismo porcentaje que lo han hecho los aprovisionamientos (-33,7%). La mayor aportación ha sido del segmento industrial, con 18.697M€, seguida de los 12.303M€ de comercial y renovables. Todos los segmentos descienden sus ventas respecto al 2019 en especial el industrial (que agrupa refino, petroquímica, trading y transporte crudo y productos, y comercialización, transporte y regasificación de gas natural y gas natural licuado -GNL-) con más de un 45% menos de ventas que en 2019. Y es que, por ejemplo, el margen de la petroquímica mundial está en negativo.
En lo referente a los costes, la compañía está aplicando el denominado plan de resiliencia que pretende, entre otras medidas, la reducción de gastos operativos para este ejercicio en 500M€. Con estas medidas los costes de personal se han reducido en 41M€, 20M€ en suministros y 319M€ en otros gastos de explotación, por lo que, junto con el incremento en los costes de transportes, han logrado cumplir una reducción de 350M€ en costes en comparación con 2019.
Adoptó el 25 de marzo el llamado plan de resiliencia, que entre otras cosas, ha reducido gastos e inversiones
El resultado de explotación ha sido de -1.559M€, lo que supone un descenso de 3.790M€ respecto a 2019. Un auténtico mazazo a la rentabilidad de Repsol, que, además del descenso de las ventas en cuanto a cifras netas de productos, se ha tenido que enfrentar a las depreciaciones de las monedas locales, en especial en las zonas geográficas de Suramérica. Eso sí, en ningún caso ha habido ajustes de plantilla (ni ERTE ni ERE), aunque en algún caso habría estado justificado. De hecho, la compañía apuesta por “defender el empleo industrial con uñas y dientes”, como reflejan sus proyectos en refinerías.
El resultado financiero se ha quedado en -275M€, un 59,88% superior al pasado ejercicio. Por su parte, la deuda neta se ha situado en 3.338M€, 649M€ inferior a 2019, pero si se añaden los arrendamientos, la deuda asciende a un total de 7.188M€. La liquidez se sitúa a 9.099M€, la compañía informa que supone 3,43 veces los vencimientos de la deuda a corto plazo que en 2019 era de 2,43 veces. Además, refiere una nueva emisión de Eurobonos por 850M€. Estas cifras encajan en otros dos de los objetivos del plan de resiliencia presentado el 25 marzo, gracias al que ha logrado una generación de caja de 2.122M€
La deuda neta se ha situado en 3.338M€, 649M€ inferior a 2019, pero si se añaden los arrendamientos, asciende a un total de 7.188M€
El resultado de inversiones contabilizadas por el método de participación ha sido de -1.011M€, cuando en el 2019 fue de +269M€, resultado en línea con el resto de la cuenta y los motivos del resto de partidas. Los otros dos objetivos del plan para superar estos resultados son optimizar el capital circulante en tormo a los 700M€, de los que ya se han cumplido 400M€, y una reducción de inversiones en este ejercicio de 1.200M€ (200M€ más de lo previsto el pasado marzo), que en estos nueve meses ha supuesto 340M€, 156M€ inferiores a 2019.
En cuanto a la reducción de inversiones, en producción y desarrollo ha caído un 74% y exploración ha bajado un 26%, a pesar de que han tenido importantes descubrimientos, entre ellos, uno en México. Por cierto, en este país, tiene más de 200 estaciones de servicio, así como negocio de lubricantes y de caucho sintético, además de actividad y exploración, una destacada presencia, a pesar de que el contexto no es el más idóneo: el Gobierno de Andrés Manuel López Obrador hace gala de populismo y apuesta fuertemente por lo público, poniendo palos en la rueda a las iniciativas privadas. Una buena prueba de ello se ve en el apoyo que da a Pemex, que sin este estaría en quiebra, pues ha perdido 26.345 millones de dólares (unos 22.610 millones de euros) entre enero y septiembre.
El CEO de Repsol, Josu Jon Imaz, se ha mostrado en la presentación de estos resultados muy convencido que la compañía ha entrado firmemente en la senda de superar las malas cifras registradas en estos meses. Sin embargo, parece que el mercado, por ahora, no compra esta idea y aunque con un momento de duda se mantiene en la línea que no le permite recuperar cotizaciones de hace un mes. Eso sí, este jueves, su cotización ha caído menos que el Ibex: -0,87% frente un -0,97%. Y por cierto, la petrolera anglo-holandesa Shell, que también ha presentado resultados este jueves, pero con unas pérdidas de 15.056 millones de euros, ha subido un 4% en bolsa.