Como informó ayer Hispanidad, el opositor ruso Alexéi Navalny fue detenido nada más llegar a Rusia, procedente de Alemania, donde estuvo cinco meses en convalecencia por un envenenamiento. Navalny, denunció: "No entiendo lo que pasa. He visto muchas parodias de justicia, pero esta es la ilegalidad más completa".

Pues bien: a resultas de esa ‘parodia’, la justicia rusa le impuso una prisión preventiva durante 30 días. “Me han impuesto 30 días de prisión preventiva, hasta el 15 de febrero de 2021”, escribió Navalny en su cuenta de Twitter desde la misma sala en la que se celebró una audiencia judicial en una dependencia policial en las afueras de Moscú, recoge Infobae.

El servicio penitenciario había advertido que Navalny sería arrestado a su regreso por violar el control judicial que se le había impuesto como parte de una sentencia de cinco años de prisión suspendida por supuesta malversación de fondos, que el oponente considera que tiene motivación política.

Los abogados del opositor ya adelantaron que recurrirán el fallo, que tacharon de “absolutamente ilegal”, mientras varias decenas de sus partidarios exigían su liberación en las inmediaciones de la comisaría. “Esto es el grado máximo de la ilegalidad”, dijo Navalny al comienzo de la audiencia.

Los abogados del opositor ya adelantaron que recurrirán el fallo, que tacharon de “absolutamente ilegal

Pero no se lo pierdan, porque la justicia rusa condenó recientemente a seis años en un campo de prisioneros a un estudiantes por presuntamente haber dañado una de las sedes del partido Rusia Unida, del presidente, Vladimir Putin, tras romper una de las ventanas del edificio y lanzar a su interior una bomba de humo, informa Europa Press.

El Tribunal de Distrito de Golovinsky de Moscú ha condenado así a Azat Miftakhov -un estudiante de doctorado en matemáticas- por cometer un delito de “vandalismo, motivado por el odio político, cometido por un grupo de personas con conspiración previa y utilizando objetos como armas”.

Según su testimonio, fue torturado mientras estaba bajo custodia, y algunos grupos de Derechos Humanos ya lo han calificado como “preso político”.

Y es que la justicia rusa no se anda con tonterías…