El Ceo del Santander, José Antonio Álvarez, resta importancia a la caída en bolsa del 3%. Santander: el beneficio de Reino Unido se desploma un 23%
321; no, no se trata de un nuevo producto del banco dirigido por la Sra. Ana Botín. 321 son los días que han transcurrido desde el 7 de junio de 2017 hasta este martes, fecha en la que el Santander ha presentado sus resultados del primer trimestre del ejercicio.
Probablemente, con la ley del silencio que se ha establecido alrededor de la ignominia financiera, algunos de ustedes, a bote pronto, no caerán en la fecha, pero el 7 de junio de 2017 las autoridades financieras europeas, en un acto obscurantista y aún no explicado, expropiaron por un euro el Banco Popular y lo pusieron en manos del Santander.
Para mí la noticia de hoy no son los 2.054 millones de euros (M€) que Santander ha obtenido de beneficio neto, que además solo significa un incremento del 10% (+187M€) respecto al mismo periodo de 2017, si no el anuncio de otro importante paso a la consolidación de la ‘expropiación’, mediante la fusión por absorción de Popular y de todas sus sociedades filiales en un breve plazo. Lo peor es que todo eso se produce sin tener en cuenta que los tribunales aún tardaran en pronunciarse sobre las demandas interpuestas por algunos de los principales accionistas del Popular sobre la ‘expropiación’.
Pero sigamos dando un repaso a las cifras presentadas este martes. Debo advertir que han obviado la comparación de trimestres anteriores con cifras ex Popular, por lo que resulta más difícil discernir la evolución real de la entidad. Así, la primera parte de la cuenta de resultados, allí donde está el negocio puramente bancario, ha registrado cifras de crecimiento del 0,6% en el margen de intereses, comisiones por 2.955M€ (+3,9%) y 12.151M€ (+1%) de margen bruto.
La situación de integración y la eterna reestructuración de plantilla del sector, acentuada por los ajustes lógicos de oficinas debidos a la fusión, han elevado los costes de explotación hasta los 5.764M€ que representa un 4% más que en el mismo trimestre de 2017, lo que ha situado el margen neto un 1,5% por debajo del de 2017.
Donde realmente se visualiza una mejora en el resultado es en las cifras de dotaciones y deterioros: 257M€ menos en dotaciones para insolvencias (-8,9%), que puede parecer una paradoja ya que el saldo de riesgos morosos y dudosos se ha elevado un 16,3% hasta los 37.408M€, lo que sitúa la ratio de morosidad del 3,74% del primer trimestre de 2017, en el 4,02% actual, ligeramente mejor que la registrada en diciembre, que fue del 4,08%.
La explicación a esta paradoja está en los 132M€ recibidos por activos que ya estaban fuera de balance recuperados, y la operación realizada por la práctica totalidad de la banca española ante el endurecimiento de la normativa del BDE, que los llevó a sacar de sus balances la peor parte del riesgo inmobiliario en mora.
En el resultado por áreas geográficas ha habido una sorpresa en el beneficio atribuido del trimestre, ya que Reino Unido ha presentado una caída del 23, 2% respecto al mismo trimestre de 2017. ¿Por qué? Por la bajada en el margen de intereses, el menor resultado registrado por operaciones financieras y el crecimiento en las dotaciones para insolvencias.
El resultado total de Europa aumenta un 20,3%, del que España aporta un 25,7% más, gracias al crecimiento del margen bruto por las mejoras en el margen de intereses y en el cobro de comisiones. Iberoamérica crece un 4,7% debido a la solidez que sigue demostrando Brasil con un 6,8% más que en 2017.
La solvencia del Santander (Phased-in) ha sido del 11,19% CET1, frente al 12,12% de 2017, y para TIER1, del 12,87% frente a 12,32 del pasado ejercicio.
Por cierto, a pesar de ganar un 10% más, el banco ha caído este martes un 3,25% en bolsa, hasta los 5,39 euros por acción. Para el consejero delegado del Santander, José Antonio Álvarez, sin embargo, este retroceso no tiene mucha importancia. “Supongo que hay muchas razones técnicas”, ha señalado durante la rueda de prensa para presentar los resultados.
Pero volvamos al anuncio de integración del Popular. El paso parece que está dado con el firme propósito de proceder a la fusión de las dos entidades, con lo que se sigue condicionando la resolución del conflicto legal con la política de hechos consumados -a ver quién se atreve a desmontar todo el tinglado- y lo peor es la amnesia en la que están sumidos la gran mayoría de los opinadores económicos.
Han abandonado la crítica a lo sucedido el 7 de junio de 2017, que ha marcado un grave hito en la historia del sistema financiero español.