Joe Kaeser, presidente y CEO de Siemens, junto a Jim Hageman, presidente del Consejo de Supervisión, a quien sustituirá en 2021. Roland Busch relevará entonces a Kaeser
Siemens insiste en el ‘esquema Villalonga’ (el mismo que puso en marcha Juan Villalonga cuando presidía Telefónica, considerando que las partes valen más que el todo), algo que ya usó, por ejemplo, en 2017. Y es que este viernes, no sólo ha confirmado que sacará a bolsa su división de energía -Siemens Energy-, que reagrupará a todos los activos de este sector, incluida Siemens Gamesa, antes del final de su ejercicio fiscal (es decir, antes de septiembre); y ha anunciado que también segregará y sacará a bolsa su negocio de sistemas de transmisión mecánica para turbinas eólicas y otras industrias Flender, donde se integrarán los activos de su filial de generación eólica, Wind Energy Generation).
El grupo de ingeniería y energía alemán ha ganado un 38,6% en su primer semestre fiscal (octubre a marzo), hasta 1.734 millones de euros, por la crisis del coronavirus, pero ha mantenido ingresos, que han ascendido a 28.336 millones (+1,7%), pese al descenso de pedidos, cuyo importe ha sido de 30.016 millones (-10,3%). Pero ojo, ha retirado su previsiones anuales y espera lo peor para su tercer trimestre fiscal (abril-junio).
Siemens ha visto reducido su beneficio neto un 64% en su segundo trimestre fiscal (enero-marzo) y los pedidos bajaron un 8%, sumando 15.150 millones, sobre todo por el descenso en movilidad. Por su parte, la cifra de negocio se mantuvo estable, situándose en 14.225 millones: de estos, 3.685 millones (+5%) correspondieron a la unidad de tecnología médica (la cual acaba de presentar una solución para medir la temperatura corporal a distancia); 3.684 millones (-9%), al negocio digital; 3.517 millones, al área de infraestructuras inteligentes; y 2.263 millones (+7%), a la división de movilidad.