Pedro Sánchez: el memorial de Zapatero.
Hasta 2004, cuando Zapatero llega a La Moncloa, servidor nunca había oído hablar a mi suegra de las aberraciones que los republicanos hicieron con familiares y vecinos suyos. Como aquella religiosa novicia con quien se ensañaron de tal manera que sólo experimentó la demencia hasta su muerte.
O sea, que José Luis Rodríguez Zapatero (ZP para los amigos) se olvidó de la concordia de la Transición y con él volvió el guerracivilismo a España. Con Pedro Sánchez regresará el cainismo frentepopulista, el que provocó la Guerra Civil.
ZP llegó al poder gracias al salvaje atentado del 11-M: Sánchez lo hace con 84 diputados
Enfrentamiento civil que en 2018, lo acepto, no será una guerra de trincheras sino una guerra de todos contra todos, donde los más perjudicados serán los católicos, que constituyen el enemigo común.
¿Puede evitarlo Rajoy con una dimisión? Podría convocar elecciones con ello, pero entonces probablemente le daría el poder a Ciudadanos, el partido de Albert Rivera, es decir, a la derecha pagana.
En cualquier caso, el ambicioso e insensato Pedro Sánchez está dispuesto hasta a alabar -lo hizo ayer-, no sólo al PNV, sino también a los proetarras de Bildu y a cualquier ultraizquierdista, separatista o comunista, con tal de que le voten hoy viernes.
El nuevo presidente lo es gracias a los separatistas de derechas (PNV y PDeCAT) y a todos los grupos de ultraizquierda
Sánchez es Zapatero II. ZP llegó al poder gracias al salvaje atentado del 11-M: Sánchez lo hace con 84 diputados.
El nuevo presidente lo es gracias a los separatistas de derechas (PNV) y a todos los grupos de ultraizquierda pero le da igual. Intentará aguantar en La Moncloa todo lo posible, si puede los dos años que restan de legislatura, para no convocar elecciones, que es algo que no se le da muy bien. De hecho, hoy viernes puede ser presidente con 84 diputados sobre 350 y sin ningún tipo de programa.
¿Respecto a los cristianos? Con Sánchez, se escenificará la persecución contra el enemigo común: los católicos
¿Y los católicos? Nada perdemos con la salida del tibio Mariano Rajoy, como no ganaríamos nada con la llegada de la derecha pagana de Albert Rivera. Ahora bien, con un comecuras como ZapateroII puede escenificarse el ninguneo actual y convertirse en persecución abierta. Por ejemplo, puede convertirse en el escenario ideal para poner en marcha la medida más peligrosa de todas: la supresión del culto eucarístico. Por ejemplo, por razones de orden público.