Lo que ocurre de verdad en la Cañada Real Galiana es un robo de luz: desde hace 25 años, la energía defraudada alcanza decenas de millones de euros, pérdidas que pagamos todos
Por mucho que se intente maquillar el asunto de la Cañada Real Galiana, algunos partidos políticos se centren en los colectivos vulnerables e incluso el Relator especial de la ONU para la Extrema Pobreza, Olivier De Schutter, haya calificado la situación de “catástrofe humanitaria”, la verdad no se puede ni se debe ocultar. Y es que una vivienda de la Cañada Real consume siete veces más electricidad que cualquier otra vivienda española, por ejemplo, una situada en la calle Serrano de Madrid.
¿Es esto normal? Evidentemente no. En la Cañada Real viven unas 8.000 personas en seis sectores, a lo largo de 14,6 kilómetros, que discurren entre los términos municipales de Madrid Capital, Coslada y Rivas Vaciamadrid. Una zona con unas 1.500 viviendas y en la que unas 4.000 personas se han visto afectadas por los cortes de luz en los sectores 5 y 6.
Naturgy sólo tiene cuatro clientes en los sectores 5 y 6: el alumbrado público, una incineradora, una asociación de vecinos y la parroquia Santo Domingo de la Calzada
UFD es la distribuidora eléctrica de Naturgy que proporciona electricidad en esta zona, pero no la ha cortado en ningún momento, porque sólo tiene cuatro clientes en los sectores 5 y 6: el alumbrado público que abona el ayuntamiento que corresponda, una incineradora (la del vertedero de Valdemingómez), una asociación de vecinos y la parroquia Santo Domingo de la Calzada. Por tanto, si la compañía no tiene clientes, no puede cortarles la luz, pues sólo puede hacerlo con los usuarios legales.
Sin embargo, sí es cierto que el suministro eléctrico se detiene en ciertos momentos y Naturgy actúa, en ocasiones, varias veces al día, para restablecerlo. ¿El motivo? Las sobrecargas de la red, ante las que actúan de forma automática las protecciones determinadas por la legislación del sector eléctrico para evitar que ocasionen daños a las personas y a las construcciones y además, no hay que olvidar que las instalaciones ilegales ponen en peligro a los habitantes de la zona porque suponen un grave riesgo eléctrico (electrocución e incendio) debido a su estado precario.
Como no hay apenas clientes, lo que ocurre de verdad en la Cañada Real es un robo de luz. Desde hace 25 años, la energía defraudada en esta zona alcanza decenas de millones de euros, pérdidas que pagamos todos. Pero en los últimos meses, ha resurgido con fuerza el problema: de hecho, desde el pasado septiembre, la energía defraudada ha sido un 70% superior a la del mismo periodo de 2018 y 2019. Un consumo elevadísimo de electricidad y un gran fraude eléctrico que se debe a las plantaciones ilegales de marihuana, que requieren de agua y mucha luz para crecer. El pasado octubre, más de un centenar de agentes de la Policía Nacional realizaron una operación antidroga para desmantelar plantaciones que acabó con más de una decena de detenidos, registros y el desmantelamiento de ocho cultivos, pero no ha sido su única intervención en la zona, donde ya desarticularon el clan de los Kikos, que presuntamente se dedicaba a la venta de drogas en el poblado.
Las instalaciones están soportando un consumo extraordinario, para el que no están ni diseñadas ni preparadas, equivalente a unas 10.000 viviendas. No son consumos residenciales, sino intensivos no localizados
En concreto, en el sector 5, hay dos líneas de electricidad: una de media tensión que transporta la energía y otra de apoyo. Sin embargo, en el sector 6 sólo existe la línea de media tensión y Naturgy tiene que restablecer la energía eléctrica varias veces cada día, tras las desconexiones automáticas por las sobrecargas. La compañía señala que no puede prejuzgar el origen del exceso de consumo en la zona, pero para hacerse una idea de la magnitud de la sobrecarga, añade que las instalaciones están soportando un consumo extraordinario para el que no están ni diseñadas ni preparadas equivalente a unas 10.000 viviendas, por lo que queda claro que la sobrecarga no se debe a consumos residenciales sino a otro tipo de consumos intensivos no localizados.
El popular David Pérez, consejero de Administración Local y de Vivienda de la Comunidad de Madrid, ha visitado la Cañada Real, pero ha señalado que también debería ir el Delegado del Gobierno en la región, el socialista José Manuel Franco, para parar el narcotráfico que allí existe y que es un delito. Por su parte, el alcalde de Rivas Vaciamadrid, Pedro del Cura (IU), ha denunciado a Naturgy, pero no las plantaciones ilegales. Eso sí, por ahora los tribunales dan razón a la energética: ante una denuncia de la asociación vecinal Tabadol, el Juzgado de Instrucción número 42 de Madrid ha rechazado la devolución de la luz y ha achacado el problema a los enganches ilegales. E incluso ha habido una llamada del cardenal arzobispo de Madrid, Carlos Osoro, que desconocía el fondo de la situación. Y es que desde la energética están dispuestos a colaborar con las familias vulnerables (de hecho, tiene convenios con Cáritas y Cruz Roja), pero no a beneficiar a los narcotraficantes, como debe ser.