En la Irlanda de los años 60, un grupo de amas de casa católicas ganan un viaje al santuario de Lourdes con todos los gastos pagados, al que van acompañadas del sacerdote de su parroquia. Mientras sus maridos, poco acostumbrados a las faenas domésticas, deberán hacerse cargo de las tareas del hogar.

Al margen de sus cualidades cinematográficas -es una agradable comedia dramática-, este film será recordado porque se trata de la última película, antes de fallecer, en la que trabajó la solvente actriz británica Maggie Smith, que tan buen recuerdo nos dejó en los últimos años por su encarnación de  Violet Crawley en la serie Downton Abbey.

Una de las preguntas de la película es si creemos en los milagros, porque las protagonistas de esta cinta, hablamos de un reparto coral, van a Lourdes buscando un milagro o, al menos, la solución a algunas cuestiones que quedaron pendientes en el pasado. De ahí que  El club de los milagros no tiene un contenido religioso, incluso me atrevería a decir que deja en una interrogación la visita a esos lugares sagrados, pero sí reivindica los pequeños milagros cotidianos que ocurren en las vida y no sabemos apreciar aunque los tenemos delante de nuestros ojos: como el amor del cónyuge y los hijos, la amistad o el valor de las madres coraje.

Igualmente la película es, a todas luces, un viaje personal que hace recapacitar a algunas de esas mujeres sobre su comportamiento en su juventud, en el que no fueron ni caritativas ni bondadosas con seres próximos lo que comporta, y lo vemos, un arrepentimiento.

La película, como suele ser usual en los films de cine británico, está plagada de frases memorables pero, para recordar, la de consuelo que el sacerdote Dermot Byrne le dice a una de sus parroquianas: "No vienes a Lourdes por un milagro... Vienes por la fuerza para seguir adelante”.

El club de los milagros se ve de un tirón no sólo porque tenga una duración perfecta, de 90 minutos, sino porque su director, Thaddeus O’Sullivan (La novia de diciembre) ha contado en su reparto con actrices maravillosas como la mencionada Maggie Smith, Kathy Bates (Misery, Richard Jewell) o Laura Linney (El editor de libros). Todas ellas dan una lección de lo que supone una buena actuación.

Para: Los que quieran ver la última actuación de Maggie Smith.