El secreto del orfebre supone la adaptación al cine de la novela homónima de Elia Barceló. En ella, Juan Pablo es un orfebre de prestigio que viaja desde España a Nueva York para una exposición de su obra, pero en el camino pasará por su pueblo natal, donde vivió una historia de amor con la mujer de su vida. Inexplicablemente ese viaje le llevará al pasado y al reencuentro con ella. 

El tema de los viajes en el tiempo es algo que siempre ha intrigado a la directora Olga Osorio, ya lo hizo en su película anterior (¡Salta!) que analizaba la relación entre dos hermanos. En El secreto del orfebre lo plasma en la historia de amor entre un hombre y una mujer que traspasa el tiempo.
Se agradece que alguien en el cine español se atreva a hacer cine romántico, cuando “lo que vende” es cine de suspense o comedia familiar y que, además, sea una historia que apuesta por un amor único en toda una vida y que plantee de forma fantástica que  algunas cuestiones pueden cambiarse y, por tanto, alterar el futuro, en este caso, para mejor.

Película de factura visual hermosa (es un romance de época), tanto en su fotografía como en su puesta en escena, en dos épocas diferentes. Supone un guiño de cara al público más joven que el protagonista masculino sea un actor con tanto tirón de fans como Mario Casas que regresa al género romántico una década después de protagonizar títulos como Palmeras en la nieve, Tres metros sobre el cielo o Tengo ganas de ti. Le acompaña, con la luz que siempre le caracteriza, la actriz Michelle Jenner. Ambos resultan convincentes en esta historia de amor con poso nostálgico.

Para: los que les agraden las historias de amor bonitas.