Bernard Jordan, un veterano de la Segunda Guerra Mundial de 89 años, que vive con su esposa René en una residencia de ancianos, se escapa de este recinto, para unirse a sus compañeros veteranos de guerra en una playa de Normandía, para recordar a sus camaradas caídos en el 70 aniversario del Desembarco del Día D.

Precisamente ese 70 aniversario del día D, el desembarco de Normandía el 6 de junio de 1944, dio lugar a multitud de actos conmemorativos pero también a largometrajes. Si en enero se estrenó en nuestro país El último soldado, inspirada en el soldado Bernard Jordan, ahora llega una película totalmente basada en las vivencias reales de ese hombre. Se da la circunstancia de que fue la última película interpretada por el gran actor Michael Caine, antes de su retirada del cine, y de la también excelente intérprete Glenda Jackson, que murió el pasado año.

Muy emotivo, este drama habla de la ancianidad sin tapujos, con todas las deficiencias físicas que comporta pero, también, de como esta puede ser más llevadera si no hay deterioro cognitivo y, fundamentalmente, si en esa vida hay amor, en este caso conyugal, de una pareja que lleva 70 años juntos. Un film triste pero, al mismo tiempo, iluminador.

Pero la película, además de esta historia de amor, narra a modo de ‘road movie’ esa Gran Escapada que emprende Bernard atravesando todo el país, fue soldado de la Marina, para llegar a Francia, donde conocerá a otros hombres que lucharon en el conflicto, como un compañero de la RAF e, incluso, a otros del ejército alemán. Como la película juega a realismo puro, muestra en algunos ‘flashbacks’ la dureza de ese desembarco, que filmó magistralmente Steven Spielberg en su película Salvar al soldado Ryan, pero no olvida las secuelas psicológicas, muy difíciles de superar, que dejó en esos jóvenes que vieron impotentes morir a compañeros, a hermanos, etc.

Como se imaginarán, las interpretaciones de Caine y Jackson son magníficas, en el caso de esta con mucho mérito porque su deterioro físico era ya tremendo cuando se rodó. Es muy bonita la relación que tiene con una joven cuidadora de la residencia, que demuestra que el servicio a los demás, en este caso a los ancianos, puede ser no solo eficiente sino aportar cariño y compasión.

Para: Los que les gusten los dramas realistas.