Dos jóvenes mormonas, que hacen apostolado de sus creencias casa por casa, se ven obligadas a demostrar su fe cuando llaman a la puerta del siniestro Sr. Reed, que había pedido información sobre su religión. Las muchachas se verán envueltas en un juego de gato y ratón, durante una noche terrorífica, en la que lo que pueden perder es nada menos que su vida.

Heretic (Hereje) narra la historia de un hombre perverso, aferrado a unas convicciones, más que dudosas, pero al que le encanta someter a sus víctimas a un reto mortal donde da un peso destacado a los duelos dialécticos sobre religión, donde salta de las citas religiosas más rebuscadas a las letras de Lana Del Rey, pasando por discursos sobre el Monopoly y la comida rápida. Nada es usual en este filme, más de suspense que de terror, pero donde utiliza recursos habituales de este último género. O lo que es lo mismo: una casa donde suceden hechos terribles, pero de apariencia tranquila, instantes muy efectistas y, desde luego, dos víctimas con las que pronto se empatiza porque son dos jóvenes que han elegido como misión dar a conocer sus creencias.

Aunque esta inquietante historia es algo incrédula en la visión que ofrece de la religión, a la que ve como algo que sirve a la gente solo de consuelo y apoyo, Heretic sigue siendo un film que no deja indiferente y que plantea en su relato algo lógico: ¿En qué crees y por qué? Eso sí, llama la atención que ponga en paralelo las tres religiones que cuentan con más creyentes en el mundo: cristianismo, islam y budismo.

El acierto buscado en este film, y que consigue, es que el espectador sigue los acontecimientos que transcurren en una sola noche y teniendo, prácticamente, solo a tres personajes. Además de Hugh Grant, en el reparto encontramos a dos jóvenes actrices que convencen con su emotiva interpretación interpretadas por Sophie Thatcher y Chloe East, que encarnan a las dos jóvenes valerosas, que saben perfectamente lo que es la prudencia pero también la amistad forjada en un apostolado. Ambas estos papeles los entendían perfectamente porque las dos se criaron en familias mormonas, aunque abandonaron esa Iglesia para perseguir su sueño de ser actriz.

Detrás de la cámara se encuentran Scott Beck y Bryan Woods, que consiguieron la fama por ser los guionistas de la fantástica Un lugar tranquilo. Con este film pretendían que “el miedo surgiera de las palabras que se utilizaban y las ideas que se planteaban” aunque, según dicen, se documentaron mucho sobre las distintas religiones. Acertada la elección del popular actor británico Hugh Grant, más habitual en comedias románticas, que cambia de registro interpretativo para encarnar a un hombre siniestro.

Para: Los que quieran ver al actor Hugh Grant en un papel muy alejado de sus papeles románticos.