Parthenope es una joven con el nombre de la sirena mítica que fundó la ciudad de Nápoles. Narra su vida desde su nacimiento hasta los 74 años. De gran hermosura, que provoca admiración, ella no parece darle importancia. Amante de la antropología, su vida estará marcada por el suicidio de su hermano, un ser frágil con el que mantenía una estrecha, incluso malsana relación. El tiempo irá paralelo al dolor que siente por su pérdida.

El director Italiano Paolo Sorrentino (La gran belleza) vuelve con un film de indudable preciosismo en imágenes (fue rodada en la costa amalfitana y la isla de Capri) pero argumento alambicado y barroco que se desarrolla en Nápoles, ciudad que se convierte en un personaje más de la trama. La fotografía es espectacular.

Irreverente en todo lo concerniente a los encuentros que mantiene con un cardenal, Sorrentino, tiene obsesión por toda la litúrgica católica donde se queda en la forma, pero no en el fondo. Eso lo traduce en imágenes en algunas secuencias sórdidas y desagradables debido a la atracción que a la protagonista le provocan hombres bastante malsanos. Existe una clara influencia felliniana, con parajes bastante oníricos y surrealistas.

La bella Celeste Dalla Porta (en su primer papel protagonista) encabeza un reparto donde se encuentra un avejentado Gary Oldman (El caballero oscuro) encarnando a un escritor alcohólico homosexual.

Atención al metraje excesivo del film (160), debido a que incluye subtramas que no están justificadas argumentalmente.

Para: los que sigan a este controvertido director.