Después de la invasión de Polonia por los nazis, en el año 1939, a la joven enfermera Irene Gut le obligan a trabajar para el ejército alemán, destinándola  como ama de llaves de un comandante nazi. Tras ser testigo de la brutalidad y crueldad con los ciudadanos judíos,  Gut decide dar un paso al frente  para salvar a una docena de judíos a los que refugió en la casa de su jefe.

Basada en hechos reales, hay una frase pronunciada por Irene en la película que define muy bien su toma de posición: “Somos lo que hacemos”. Y es que, después de tener bajo sus órdenes a una docena de jóvenes judíos, era consciente de que se encontraba ante iguales, aunque ella tuviera otra religión (era católica) y que no podía quedarse al margen de las tropelías que estaban sucediendo en su país.

Narrada cronológicamente y de forma clásica, los acontecimientos que se describen son lo suficientemente interesantes para seguir la trama con interés. Porque no sólo describe la barbarie y también las fiestas llenas de lujo que hacían los nazis en los países ocupados, sino también los sacrificios personales, también en el terreno íntimo, que Irene hizo por salvar a los refugiados que tenía en su casa.

Adaptada por Dan Gordon (Huracán Carter) a partir de su obra teatral homónima, el film ha sido dirigido por  la desconocida cineasta quebequesa Louise Archambault (Y llovieron pájaros). Los que si les sonarán son algunos actores que componen el reparto. Es el caso de Sophie Nélisse (Profesor Lazhar (2011), La ladrona de libros (2013), que encarna a la protagonista y Dougray Scott (Misión: Imposible 2), metiéndose en el papel del comandante nazi.

Con respecto al gérmen de esta historia, la directora Louise Archambault ha sido rotunda: “Necesitamos inspirarnos en historias reales como ésta, en la que se tiende la mano al prójimo sin miramientos, independientemente de su religión, cultura o color de piel”.

Para: los que les gusten historias de personas comprometidas con el bien.