Bego y Agustín viven una jubilación tranquila en un pueblo de la Sierra de Madrid. Tras independizarse sus hijos les han dejado muy solos, aunque recurren a ellos ante cualquier contratiempo sin tener ningún detalle recíproco. Pero, tras hacerles un feo en el cumpleaños de uno de ellos y no aparecer por casa, idean el plan de fingir que han ganado la lotería, para ver qué ocurre.  
¿Son ustedes de los padres que están pendientes de sus hijos, aunque estos ya sean adultos y tengan vida independiente? Pues atentos a esta simpática comedia española, basada en la película original francesa Mes Très Chers Enfants, de Alexandra Leclère (2021), con adaptación de guión de la propia directora, Susana Béjar, y Ángela Armero.
Comedia disparatada que, resulta muy española por el recurrente tema de la lotería, lo que es entendible para cualquier ciudadano, tanto o más que el meollo de la cuestión: el egoísmo de unos hijos que sólo piensan en sus padres cuando les necesitan. ¿Es un tema derivado de mala educación o de la sobreprotección de los adultos hacia sus vástagos?
Sea como fuere, este filme da lugar a situaciones que provocan la carcajada cuando, haciéndose pasar por millonarios, van de compras “a un chino” o, simplemente, cuando aluden haberse dejado la cartera en situaciones comprometidas económicamente para “sus niños”. 
Aunque los actores de este filme, empezando por Antonio Resines están muy graciosos, realmente el personaje más divertido de la película es la “camarrera-peluquerra” interpretada por Bianca Kovacs, que en esta fábula humorística lo mismo sirve para un roto que para un descosido.
Muy entrañable el personaje de la novia de Miguel, el hijo de Bego y Agustín, que “alucina” con los detalles que éstos tienen con sus hijos mientras que ella echa muchísimo de menos ese cariño y cercanía de sus padres.
Eso sí, hay abundancia de “tacos” en la película y alguna gracia escatológica que no aporta demasiado. 

Para: los que les gusten las comedia españoles de contenido popular.