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De Francia a España y, de España, a todos sus reinos. Ya en 1727, pocos años antes de que el Beato Bernardo de Hoyos recibiera la Gran Promesa del Corazón de Jesús para España, el rey Felipe V había solicitado del Sumo Pontífice la Misa y Oficio propios para propagar la devoción al Corazón de Jesús. Lo pidió para España y para todos sus reinos, entre los que se encontraba Ecuador. Y fue precisamente Ecuador la primera nación del mundo que se consagró al Corazón de Jesús, en 1873. Presidió la consagración su presidente, el doctor Gabriel García Moreno, hombre de tal confianza en el Corazón de Jesús que renunció a llevar escolta, porque decía: «Dios nos protege y, confiando en Él, a nadie temo». Ejemplar político católico, cuando la masonería cumplió sus amenazas y envió unos sicarios a asesinarle, murió proclamando «¡Dios no muere!». D. Jorge Fernández Díaz, ingeniero y político español, continúa reflexionando sobre «La consagración al Corazón de Jesús» en este bloque especial de «Marcando el Norte».