Días atrás, publicábamos una noticia sobre la reunión mantenida a primeros de mes en Madrid por directivos de la cadena de colegios Fomento, ligada al Opus Dei, sobre Educación para la Ciudadanía. La conclusión de dicho mitin –decíamos- consistía en impartir Educación para la Ciudadanía ‘a lo cristiano', por más que algunas doctrinas resulten muy difíciles de ‘cristianizar'.

La postura de Fomento me pareció un tanto tibia. Lo explica la dirección del grupo en una carta a las familias, que, sinceramente, no me convence. Lo de impartir EpC "por imperativo legal" me recuerda el subterfugio empleado por los diputados de Batasuna para jurar o prometer la Constitución.

Pero lo que ha suscitado más protestas de los lectores ha sido la alusión, tan maliciosa como pertinente, que el redactor hacía a la presión del concierto económico con el Estado de los colegios de Fomento. Llegaron matizaciones y negativas tajantes, desde las que afirmaban que ningún colegio de la red Fomento estaba concertado, hasta quienes hablaban de "alguna excepción".

Pues bien, para ser exactos, Fomento tiene 32 centros de enseñanza, de los cuales 20 están concertados al 100 por 100, otros de forma parcial. Especialmente los nuevos colegios. No sólo eso: otros centros de enseñanza, obras corporativas del Opus Dei, también lo están, total o parcialmente. Y sí, el Gobierno utiliza el concierto como un chantaje sobre los centros.

Y esto no es una crítica a los colegios que rige, directa o indirectamente, el Opus Dei. ¿Cómo vamos a criticar en Hispanidad a estos colegios si imparten una educación católica y hacen una labor con muchas más luces que sombras? Incluso no es una crítica al hecho de que hayan solicitado el concierto. Todos sabemos lo carísimo que resulta poner en marcha un centro de enseñanza sin ayudas –de hecho, los nuevos colegios son los más concertados- así como mantenerlo. El Estado chantajea al Centro sobre su ideario con el dinero de todos. Y no sólo eso, sino que lo pone bien difícil en número de alumnos por clase, titulación de los profesores, instalaciones, etc. El Concierto es una especie de espada de Damocles sobre el centro.

Además, tienen todo el derecho a solicitar y recibir esa ayuda del Estado.

Ahora bien, una cosa es tener derecho a algo y otra negar las consecuencias negativas del Sistema de conciertos, que otorga el poder a los empresarios –indirectamente, al Gobierno que tiene la sartén por el mango- en lugar de a los titulares legítimos del derecho a la libertad educativa, que son los padres. Por tanto, la opción cristiana para la enseñanza no es la educación privada vía concierto, sino el cheque escolar, para que los padres decidan, no el Gobierno ni los empresarios, cómo educan a sus hijos.

A ver si nos metemos en la cabeza de una vez que el socialismo propugna la escuela pública y el capitalismo la privada, mientras el cristianismo propugna la financiación pública, canalizada a través de los titulares, que son los padres, de una escuela privada e identificada. Es decir, lo cristiano es el cheque escolar.

Y sí, Fomento debe apoyar con más ganas la objeción de conciencia. En este caso, la jerarquía eclesiástica ha ido por delante de los fieles y de los empresarios.

Eulogio López