En un momento dado, la anfitriona le aseguró que no comprendía por qué insistía en que un hombre y una mujer no podían ser camaradas. Chesterton, del que H. G. Wells aseguraba que, junto a su amigo Hilaire Belloc habían rodeado al Cristianismo de un "halo tabernario", se vio obligado, a responder a la dama: "Porque si os trata como a un camarada durante un solo minuto me echaría usted de su casa".
El que puede ser el último huevo -espero anhelante- de Leyre Pajín y el lobby feministo-zapateril, se llama Igualdad de Trato, que como todas las leyes de igualdad entre hombre y mujer no tiene por objetivo lo que predica sino todo lo contrario: el objetivo es marginar al varón respecto a la mujer, apoyada ésta por todo el poder y la capacidad de coerción del Estado.
El feminismo es liberticida y ha alcanzado cotas de tiranía mucho mayores de las que jamás alcanzó el machismo más rampante, pero el feminismo zapateril es, además, estúpidamente liberticida, porque, como todos los idiotas, no tiene límite.
El divorcio express, la Ley contra la violencia de de género y la ley de Igualdad, precedente del actual anteproyecto, son furibundamente injustas contra el varón. Además, han creado un magma de mujeres idiotizadas, convencidas de que, por el hecho de ser mujeres tienen derecho a todo y deber de nada. Por ejemplo, desde la irrupción del divorcio express (2005), la inmensa mayoría de las aspirantes a divorciadas mienten como bellacas ante su Señoría -generalmente señoría y no señorío- asegurando que su pareja les pega. Basta eso para que, como en el régimen de terror, nazi o soviético -no se extrañen del parangón: el feminismo es una ideología brutalmente totalitaria- al padre le metan en la cárcel, le arrebaten a sus hijos, su hogar y, de propina, que le expongan al lapidario público.
Pero insisto: el feminismo demuestra su imbecilidad en su carencia de límites. Ahora, doña Leyre lanza otro proyecto de ley en el que sólo dejará de subvencionar a los colegios que opten por la educación diferenciada, sino que además les multará por ello.
Nada hay más distinto a un hombre que una mujer, la más hermosa complementariedad diseñada por el Creador, que de dos polos opuestos, a cual más formidable, creó la institución de la familia, esa célula de resistencia a la opresión social o estatal, la misma célula que ha sostenido el mundo.
Por eso, la modernidad, a pesar de sus muchos errores, mantuvo que durante el periodo de formación, es decir, mientras se prepara a los chavales para la vida adulta, los niños se criaran con niños y las niñas con niñas. Entre otras cosas, porque un chaval de 10 años no tiene nada que ver con una chavala de 10 años, que le supera en madurez en un lustro, por lo menos. Por ello, se decidió esperar hasta la universidad, donde se supone mayor formación, para evitar que ellos no respetaran a ellas y ellas hicieran lo mismo con ellos.
Ahora ya no se aconseja la educación diferenciada: simplemente de prohíbe. Y con el dinero de todos, naturalmente.
Lo que nos lleva a lo de siempre: no habrá libertad de enseñanza sin cheque escolar.
Eulogio López
eulogio@hispanidad.com