Contra el Hambre, defiende la tierra.  He dejado pasar la cuestación del domingo contra el hambre en el mundo, antes de escribir estas líneas.

La campaña contra el hambre es cosa de Manos Unidas, que viene a ser algo así como el Foreign Office de Caritas. Tipos que emplean bien el dinero de las limosnas, si por ello entendemos unos gastos de administración inferiores a los de las ONG laicas. Haití estupendo.

Sólo que tenemos un problema, que nos retrotrae a la revolución que años atrás viviera Caritas. Desde un punto de vista estructural, el problema de gestión podríamos resumirlo en una de las principales claves de la ayuda al desarrollo y la lucha contra la miseria. Es éste: No sólo de pan vive el hombre.

Porque si de lo que se trata es de mejorar la economía, el Estado puede hacerlo mucho mejor que la Iglesia: tiene más medios. Además, cuando se prescinde de la ideología es decir, del Evangelio, en la lucha contra la miseria, no alcanzamos la neutralidad. Simplemente cambiamos de ideología. Y mal está que una institución de la Iglesia se aleje del Cristianismo pero resulta más peligroso que se acerca al panteísmo.

Ejemplo: el lema de la Campaña contra el hambre de Manos Unidas es Contra el hambre, defiende la tierra. No hombre no. Contra el hambre defiende al hombre. A la tierra que le vayan dando por donde amargan los pepinos. Nuestro querido planeta azul merece los cuidados del henchido y sometido, es decir, los cristianos cuidamos del planeta tierra porque es un regalo de Dios a la humanidad y las próximas generaciones deben recibir su parte en el obsequio. Exclusivamente por eso. El planeta es el medio, simplemente el medio, el hombre es el fin.

¿Coincidencia? ¿Un mero eslogan publicitario del que no se deben sacar más conclusiones que las próximas? Me temo que no.

Ya he cantado la lamentable intervención de Manos Unidas en la Cumbre de Copenhague sobre el clima, un camelo antinatalista y anticristiano montado sobre el embuste del calentamiento global, un embuste más grande que el de la gripe A.

Pero aún más significativo resulta que, en el último número de la revista interna de la institución se cite, en defensa de la madre Gaia, dos párrafos de La Carta de la Tierra. No es coña. Una institución de la Iglesia católica que no acude a la Biblia sino al texto presentado como el vademécum de la nueva religión made in Naciones Unidas, donde se nos dice que el hombre no sólo es una especie más de la creación. Bueno, en la peor de todas, porque es el depredador de las demás, un verdadero asco. Y, por supuesto, el depredador no debe reproducirse, hay que exterminarlo porque es el responsable primero de la inminente ruptura del ciclo vital, si ustedes me entienden. Y eso, insisto, en la revista oficial de Manos Unidas.

Tenemos un problema. El virus panteísta, el mayor enemigo del cristianismo, se ha colado en una importante institución de la Iglesia. Conviene erradicarlo cuanto antes.

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com