Hay una diferencia entre Juan Claudio Sanahuja y el abajo firmante: cuando yo escribo sobre el Nuevo Orden Mundial (NOM) ofrezco argumentos. Cuando quien escribe es el argentino Juan Claudio Sanahuja ofrece datos y argumentos mucho más sólidos que los míos. Yo razono -creo-, intuyo e invoco; Sanahuja razona, muestra y demuestra, una pequeña diferencia de estilo y de profundidad que espero solucionar con el tiempo.
Sanahuja, el hombre de Noticias Globales, ha escrito el libro definitivo sobre el tema definitivo. En efecto, la Cumbre de Copenhague ha sido un hito más en el proceso de idiocia colectiva que asola al planeta, y cuyo paradigma es Al Gore. Habla Sanahuja: En diciembre de 2008 se conoció el segundo reporte minoritario del Senado de los Estados Unidos sobre el calentamiento global iniciado por el hombre (el hombre es el malo de la película) en el que 650 científicos rebaten las tesis del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el cambio climático (IPPC) y del ex vicepresidente Al Gore, apoyado por sólo 52 autores al servicio de la ONU Al Gore, desde principios de los años 90, propuso un férreo control de natalidad global, con la excusa de preservar los recursos del planeta.
Si algo demuestra Sanahuja en sus escritos interneteros y ahora en esta obra de referencia, es que las cosas no ocurren porque sí. El Nuevo Orden Mundial (NOM) es un entramado de organizaciones políticas, económicas, mediáticas y religiosas, un verdadero entramado que responde a una única idea: destruir la Iglesia católica, poner el relativismo y con ello abolir al hombre en nombre de la humanidad. Pero, insisto, yo solo sugiero, mientras que, Sanahauja le pone nombre a mis intuiciones y ojos a mis alusiones: En 1993, en el Parlamento de las religiones del mundo, Hans Küng (ese teólogo que no quiere ser Papa para no perder el don de la infalibilidad) presentó el Proyecto de Ética Planetaria. ¿Quién avalaba la iniciativa?: la UNESCO, el angélico y neutral (je, je) organismo de Naciones Unidas para la cultura, el Foro de Davos (arquetipo del capitalismo financiero internacional, el mismo que nos llevó a la crisis y el Wide Fund for Nature (WWF), uno de los arquetipos del panteísmo ecologista mundial. De hecho, su presidente era el rey consorte Felipe de Edimburgo, uno de los grandes odiadores de Roma quien prologó la obra de Küng.
¿Y qué es la ética planetaria? Pues naturalmente, una macedonia de gnosis, expresiones de buenos deseos y de la vaga y alienante espiritualidad new age. Aún más, representa una ética universal de valores relativos. Oiga, y si son relativos, ¿cómo pueden ser valores? Si no es absoluta, ¿cómo puede ser verdad? Con su habitual modestia, Küng definiría este mix: una síntesis superadora de todas las religiones del mundo.
Pero Küng es ante todo, un hombre público, un gestor al que no le gusta alejarse del mundo (del demonio o la carne no tengo noticias). Al chico hay que reconocerle sinceridad porque ni se preocupa de ocultar el objetivo último. Ojo al dato: Estos principios -los de la ética planetaria, la nueva religión superadora de todas las demás- parten de la base de que el Nuevo Orden Mundial no puede subsistir sin una ética planetaria. Es la religión al servicio del poder, clama Sanahuja, Dios a favor del príncipe. Horst Khöler, que entonces dirigía el Fondo Monetario Internacional, se volvió pío y no desaprovechó la oportunidad para cubrir de loas al teólogo Küng quien, a pesar de sentirse abrumado soportó hasta el último elogio.
En paralelo a la nueva Iglesia del NOM, surge nuestro inefable Federico Mayor Zaragoza. Ex director general de la UNESCO, el granadino, chico de la alianza de Civilizaciones, el Foro Mundial de Redes de la Sociedad Civil (UBUNTU) con miembros tan egregios, más bien solemnes, como Mujeres abogadas para África (abortistas), El Foro social Mundial (la otra cara, esta vez capitalismo de izquierdas, del Foro de Davos), el Club de Roma, la Fundación Oscar Arias (el presidente de Costa Rica, otra cara visible del NOM), El Club de Roma, Oxfam, etc.
La Ética Planetaria de Küng corre pareja a otro intento de destruir a la Iglesia de Roma por suplantación: la Carta de la Tierra (estos ecopanteístas son muy cursis a la hora de elegir nombres. Al parecer, ahora la tierra escribe cartas y, naturalmente, se trata de misivas tristes y horteras). En Hispanidad hemos hablado muchas veces de este documento pedantón, superador de todas las filosofías, religiones y cosmovisiones que en el mundo han sido, al que Mijail Gorbachov definiera como los nuevos Diez Mandamientos, todo ello antes de anunciar hamburguesas.
(Continuará).
Eulogio López
eulogio@hispanidad.com