Las asociaciones de consumidores ya han advertido de que la supuesta liberalización de la telefonía fija podría generar alzas en los precios y perjudicar al consumidor. Efectivamente, Telefónica ya no tendrá un precio máximo y se eliminaba el conocido price cap, aunque a medias porque la CMT seguirá valorando si las ofertas dañan o no a la libre competencia.
Lo llamativo del caso es que hace unas semanas, la que fuera directora de regulación de la CMT, Lucía Aguilera, fuera fichada por Telefónica como... directora de regulación. No, no existe incompatibilidad legal, pero la mujer del César debe de ser honrada y parecerlo. Y sobre todo, producir cambios regulatorios a las pocas semanas, digamos que no queda muy estético.
Por cierto, Aguilera recaló en Telefónica porque fue una de las profesionales que no quiso trasladarse a Barcelona con la CMT. Así que Montilla no sólo ha conseguido perder a una profesional, sino que ha propiciado que quien más sabía sobre el sector en la CMT pase a formar parte de la plantilla de Telefónica. César Alierta, tan contento, por supuesto.