Coca-Cola lanzó una campaña de publicidad con una felación de lo más subliminal: ¿intencionada?
"Uso por parte de los anunciantes de imágenes y sonidos para influir en la respuesta de los consumidores sin que estos sean conscientes de ello", esto es la publicidad subliminal.
Por mucho que nos lo adornen, el fin último de todo anuncio es vendernos algún producto o servicio. Los métodos que se utilicen para ello parece que no conocen límites. La publicidad subliminal a la que ha recurrido la industria publicitaria a lo largo de su historia podría dejar clara esta actividad prohibida por todos los Códigos de Ética Publicitaria.
El primer caso de publicidad subliminal se remonta al año 1947. Un episodio de dibujos animados en el que el Pato Lucas anima a los espectadores a comprar bonos de guerra durante un instante.
Un debate sobre el que existen distintas opiniones bastante contrapuestas y que no es igual de bien recibido dependiendo del país en el que se desarrolle. Por ejemplo, la publicidad subliminal está prohibida en Reino Unido, América y Australia desde 1958.
Pero las marcas son muy sagaces y conocen los trucos para que las leyes les impidan promocionar sus productos y servicios. Basándonos en la información recogida por Marketing Magazine, vemos algunos ejemplos de anunciantes que recurrieron a la publicidad subliminal con poco acierto.
Marlboro: En julio de 2005 la Unión Europea prohibía la publicidad del tabaco. Por esas fechas, Marlboro era patrocinador oficial de Ferrari por lo se encontró con un serio problema que solucionó aprovechando el vacío legal existente.
Coca-Cola: Una botella rodeada de muchos cubitos de hielo que le dan la temperatura perfecta para disfrutar del refresco bajo el lema "Feel the Curves" ("siente las cuervas"). Estamos ante una campaña lanzada en Australia en la década los 80 por la compañía de bebidas.
Un anuncio aparentemente normal hasta que años después, entre esos hielos, se descubrió una imagen en la que se puede apreciar una mujer practicando sexo oral. En resumen, Coca-Cola lanzó una campaña de publicidad con una felación de lo más subliminal: ¿intencionada? Porque esa es la cuestión, y probablemente, la necedad.
Coca-Cola aseguró no ser consciente de esta acción y retiró la campaña y demandó al artista responsable de la misma, que fue despedido. Pero la cuestión sigue vigente hoy porque toda sublimación intencionada vulnera la libertad individual y, en publicidad, no deja de ser una burla al consumidor.
Clemente Ferrer
clementeferrer@clementeferrer.com