Santa Catalina de Siena, sin miedo a cantar las verdades al mundo entero
Quienes buscan la verdad la encuentran siempre. Pero la condición humana puede, libremente, aceptarla o rechazarla, ya que puede entorpecer los proyectos personales.
Se permanece en el error porque alimenta la soberbia y da facilidades para vivir como irracionales. De esta forma todo es relativo, no hay leyes inmutables, valores intangibles o valores inalienables.
En esta situación el hombre olvida que la libertad depende, fundamentalmente, de la verdad. "La verdad os hará libres", cuando nos adherimos a la verdad, ésta libera a la razón y a la voluntad, nos permite vivir con autenticidad.
Socialmente la verdad es más atractiva que la mentira. Allí donde reina la sinceridad y la veracidad son posibles las relaciones auténticamente humanas entre las personas.
El error oscurece la inteligencia y divide la voluntad. La mentira es una verdadera violencia hecha a los demás, es funesta y socava la confianza entre los hombres y rompe el tejido de las relaciones sociales.
Torcer la realidad en la desinformación; omitiendo un aspecto, ocultando un hecho que influye, decisivamente, en la valoración de la realidad. Una verdad a medias puede calificarse de mentira. Sabemos que la verdad se impone por sí misma.
Los obstáculos que frenan la difusión de la verdad son la cobardía, la comodidad o la desidia que dificultan hablar o escribir en la transmisión de una información veraz, tenemos el ejemplo de Catalina de Siena que supo decir la verdad, las grandes verdades, al mundo entero.
La verdad que revolotea como una cantinela al libre albedrío nos hará libres porque la libertad alcanza su genuino sentido cuando actúa al servicio de la verdad. La libertad lleva a una gran responsabilidad que endereza toda la vida. El hombre sin libertad es como "las nubes sin agua, llevadas de aquí para allá por los vientos, árboles otoñales, infructuosos, dos veces muertos, sin raíces". En ese oscuro abismo, todo es opresión.
"¡Oh, libertad, encanto de mi existencia!, sin ti el trabajo es tortura y la vida una larga muerte", dijo Pierre-Joseph Proudhon, filósofo, político y revolucionario francés.
Clemente Ferrer
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