La sinopsis de 'El cuerpo de Cristo', de Bea Lema, ganador del Premio Nacional del Cómic 2024 se resume así: "Cuando Vera era niña, un demonio rondaba su casa y acosaba a su madre, martilleándole los nervios hasta postrarla en cama durante días. Entre las sesiones de exorcismo con la meiga y las citas con el psiquiatra, año tras año, la superstición se desvanece para dejar paso al diagnóstico. Pero, a pesar de los malos tratos, la enfermedad y las excentricidades, el amor de una madre y su hija es más fuerte que cualquier otra cosa, sobreviviendo al paso del tiempo y a las tormentas. 'El Cuerpo de Cristo' es la declaración de amor de una hija a su madre, a la que tiene que cuidar siendo demasiado joven, pero también es el retrato trágico y universal de una mujer encerrada en su papel de hija, madre y esposa en una España patriarcal, pobre y católica".

'El Cuerpo de Cristo' lo define su autora como un relato desarrollado en clave autobiográfica, elaborada «con texturas y composiciones que trascienden las técnicas más utilizadas sin renunciar al uso del humor y a una mirada poética», según el jurado que la premió. Entendemos que el uso del humor se aprecia, por ejemplo, en la portada, donde aparece una joven que comulga, no el Cuerpo de Cristo, en el momento clave de la Eucaristía, sino una píldora que bien podría ser, por ejemplo, de Prozac. Y es que, el cómic es un manifiesto a favor de la medicación ante los problemas de salud mental, -de las profundas reflexiones de Mónica García o Íñigo Errejón-  y, en este caso en concreto, un rechazo a la vivencia de la fe como apoyo ante los traumas de la vida. 

Decíamos en Hispanidad que vivimos en una sociedad en la que los suicidios se registran al alza: pero el psicólogo no puede sustituir al cura... ni el cura a Cristo. No ocurre sino lo que tenía que ocurrir. Hace tiempo que los españoles renunciamos a la esperanza y, por tanto, no encontramos un sentido a la vida.

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No podemos evitar preguntarnos, si las vivencias de la autora le hubieran enfrentado, por ejemplo, con el islám, ¿habría sido tan descriptiva, pongamos, en la portada de su libro? Bea Lema expone en 'El Cuerpo de Cristo' sus vivencias, al fin y al cabo, sus sentimientos. Y ya que hablamos de sentimientos: ¿alguien puede extrañarse de que un cristiano, que sabe que Cristo es Dios, sufra cuando es testigo de una ofensa a su Dios? 

A la religión católica le critica todo el mundo… mientras, se sabe que al islam, que no es religión de amor, conviene no tocarle, por si las moscas.

¿Quién se atreve a arremeter contra la religión? Depende de contra qué religión. 

Decíamos en Hispanidad que en su día Sumar y PSOE se unían para legalizar la blasfemia, dentro del paquete de medidas del plan de 'regeneración democrática' de Sánchez. Está la de modificar el Código Penal para despenalizar, es decir, suprimir los delitos de ofensa a los sentimientos religiosos o de escarnio público, las ofensas a España y a sus símbolos, el delito de injurias a la Corona, el enaltecimiento del terrorismo, y las injurias al Gobierno y a sus instituciones.

Mientras Europa protege los sentimientos religiosos, 21 de los 27 Estados miembros de la Unión Europea (es decir, todos salvo Irlanda, Suecia, Estonia, Francia, República Checa y Croacia) sancionan las ofensas a los sentimientos religiosos de los ciudadanos, España va camino de legalizar la blasfemia. 

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Y, a todo esto, volviendo al Premio Nacional del Cómic, RTVE se queda con lo más importante del cómic, a saber: tiene páginas bordadas a mano por la autora... Toda una obra de arte. '"Así bordaba, así, así, así bordaba que yo la vi". 

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Por su parte,  eObservatorio para la Libertad Religiosa y de Conciencia (OLRC) ha iniciado una campaña de recogida de firmas para pedir al ministro de Cultura, Ernest Urtasun, que retire el Premio Nacional de Cómic 2024 a esta obra, que muestra una imagen negativa del catolicismo, que además trata como si fuera una superstición.

“Tanto el título como el dibujo de portada ofenden los sentimientos religiosos de los católicos, al banalizar la Eucaristía y tratar la Comunión como si fuera una pastilla para enfermedades mentales, cuando para los católicos es el cuerpo de Cristo”, explica María García, presidenta del Observatorio para la Libertad Religiosa y de Conciencia (OLRC).