Sr. Director:
El 2 de abril se cumplió el 20 aniversario del dies natalis de Juan Pablo II, beatificado por Benedicto XVI y canonizado por Francisco. Por este motivo tuvo lugar en la tarde del día 2 la celebración de una Santa Misa presidida por Mons. Pietro Parolin en la basílica de San Pedro, en Roma.
Quien fuera secretario personal de Juan Pablo II, el cardenal Stanislaw Dziwisz, evocó su figura y expresó su cercanía y la de todos los fieles al Papa Francisco, quien continúa recuperándose de sus patologías en la Casa Santa Marta, en el Vaticano. Dijo el cardenal polaco:
"Nuestro corazón está ahora con el Santo Padre Francisco. Sabemos que en esta hora está espiritualmente unido con nosotros. Que el Señor le dé la fuerza para seguir guiando a la Iglesia peregrina en este año jubilar bajo la bandera de la esperanza"
Mons. Pietro Parolin, quien presidió la celebración, recordó a Juan Pablo II y puso en valor su legado: "La Iglesia conserva el recuerdo conmovedor de un pastor que llegó a Roma desde un país lejano, pero tras un largo pontificado, se hizo cercano al corazón de todos. San Juan Pablo II apoyó a toda la Iglesia en su camino hacia la eternidad"
En la celebración estuvo presente la primera ministra italiana y algunos miembros de su gobierno, así como una representación del gobierno polaco y el embajador de Polonia ante la Santa Sede.
Todos los presentes y las personas que siguieron la Misa desde la televisión y otros medios recordaron con afecto y cariño a San Juan Pablo II, su testimonio de fe, su defensa de la dignidad humana, su papel en la historia del siglo XX, sus viajes, sus peregrinaciones, etc. "Creemos firmemente que él mismo nos mira ahora y ayuda a todos los fieles de la Iglesia en nuestro camino hacia la vida eterna". "Durante sus 26 años de pontificado recorrió los rincones más apartados del planeta, peregrino incansable hasta los confines de la tierra para llevarnos el anuncio del Evangelio de Jesús"
"San Juan Pablo II supo dirigirse con autoridad y firmeza no sólo a los fieles católicos, sino también a los pueblos y a los gobernantes para que tomaran conciencia de su responsabilidad en la defensa de la justicia, de la dignidad del ser humano y de la paz.
Y ello hasta los momentos extremos de su vida, cuando la fragilidad de sus fuerzas físicas era ya evidente y aunque muchos de sus llamamientos yadvertencias quedaron, desgraciadamente, desoídos, como les ocurre a los grandes profetas"
Juan Pablo II fue un santo y un peregrino incansable que introdujo a la Iglesia en el tercer milenio. El cardenal Parolin pidió a San Juan Pablo II que bendiga a la Iglesia peregrina del Señor para que sea, verdaderamente, peregrina de esperanza.
También le pidió que bendiga a toda la humanidad, lacerada y desorientada, para que retome la vía de su dignidad y de su altísima vocación y reconozca la riqueza de la misericordia y del amor de Dios.
Cientos y cientos de fieles participaron in situ en la celebración en el interior de la basílica de San Pedro, y el altar dedicado a San Juan Pablo II se llenó de flores blancas, amarillas y rojas.
Al finalizar la Misa se encendió un cirio sobre el altar que contiene los restos del Papa ya canonizado, en presencia de cardenales, obispos, sacerdotes, diáconos, religiosos y religiosas y fieles laicos, los cuales rezaron fervientemente ante dicho altar.
La fiesta litúrgica de San Juan Pablo II se celebra el 22 de octubre, pero en esta ocasión se quiso, además, recordar el 20 aniversario de su partida hacia el Cielo.
El Papa Juan Pablo II deseó que la Iglesia y el mundo entero se abriesen completamente a la gracia salvadora de Jesucristo y a la misericordia de Dios. De hecho, fue este Papa quien canonizó a Santa Faustina Polanska, el 30 de abril del año 2.000, y dijo: "Sobre todo, de la herida del Corazón de Cristo brota la gran ola de misericordia que se derrama sobre la humanidad.
De ese Corazón, Santa Faustina veía salir dos haces de luz que iluminan el mundo; estos dos haces representan la sangre y el agua.
Y si la sangre evoca el sacrificio de la Cruz y el don eucarístico, el agua no sólo representa el bautismo, sino también el don del Espíritu Santo.
La misericordia divina llega a nosotros a través del Corazón de Cristo crucificado.
Cristo derrama esta misericordia sobre la humanidad mediante el envío del Espíritu que, en la Trinidad, es la Persona-Amor.
¿Acaso no es la misericordia un segundo nombre del amor, entendido en su aspecto más profundo y tierno, en su actitud de aliviar cualquier necesidad, sobre todo en su inmensa capacidad de perdón?
(...) En este amor debe inspirarse hoy la humanidad para afrontar la crisis de sentido, los desafíos de las necesidades más diversas y la exigencia de salvaguardar la dignidad de toda persona humana.
Así, el mensaje de la misericordia divina es, implícitamente también, un mensaje sobre el valor de todo hombre. Toda persona es valiosa a los ojos de Dios"
San Juan Pablo II dejó este mundo en el año 2005.
El 19 de abril de ese mismo año fue elegido Obispo de Roma el cardenal J. Ratzinger, quien se impuso el nombre de Benedicto XVI, uno de los más estrechos colaboradores de Juan Pablo II.
Benedicto XVI anunció su renuncia el 11 de febrero de 2013, ante la expectación de todo el mundo. La renuncia se hizo efectiva el 28 de febrero a las 20 h de Roma.
Durante el mes de marzo, los cardenales se reunieron de nuevo en cónclave y el día 13 de ese mes eligieron como Papa a Francisco, lo que le convirtió en el primer Papa americano de la historia.
La Misa de inicio del pontificado se celebró el 19 de marzo, festividad de San José, patrón de la Iglesia Católica.
Recientemente el Papa Francisco ha estado ingresado en el Policlínico Gemelli de Roma, debido a una neumonía bilateral y una infección polimicrobiana. Fue dado de alta tras 38 días de hospitalización, y por el momento apenas puede hablar.
A día de hoy, su estado se mantiene estable y los últimos exámenes clínicos son positivos.
El Papa continúa su recuperación en la Casa Santa Marta, rodeado de las oraciones y del cariño de los fieles de todo el mundo.
Según el CIC, "en el Romano Pontífice permanece la función que el Señor encomendó singularmente a Pedro, primero entre los Apóstoles, y que había de transmitirse a sus sucesores.
El Papa es Cabeza del Colegio de los Obispos, Vicario de Cristo y Pastor de la Iglesia universal en la tierra. En virtud de su función, tiene potestad ordinaria, que es suprema, plena, inmediata y universal en la Iglesia, y que puede ejercer siempre libremente.
Al ejercer su oficio de Pastor supremo de la Iglesia, el Romano Pontífice se halla siempre unido por la comunión con los demás obispos y con toda la Iglesia; a él compete el derecho de determinar el modo, personal o colegial, de ejercer ese oficio, según las necesidades de la Iglesia". (Ver cánones 331 - 335)
Los hijos de la Iglesia debemos rezar siempre por el Papa y obedecer sus disposiciones.