En 1975, cuando murió Franco, Corea del Sur era un país extremadamente pobre y poseía una población similar a la española. España estaba considerada la 8ª economía del mundo; hoy en pleno siglo XXI, con democracia, los coreanos nos han superado con creces
49 años después de su muerte parece posible, creo, sospecho, columbro, que se pueda hablar del innombrable Francisco Franco, jefe del Estado entre 1939 y 1975.
La revisión histórica permanente de la figura del innombrable abrió un nuevo capítulo cuando el osado Pedro Sánchez, el héroe de Paiporta, arremetió contra el cadáver del dictador y le traspasó de un cementerio a otro: del Valle de los Caídos al Pardo.
El propio Sánchez aseguró que pasaría a la historia por tamaña hazaña, por exhumar un cadáver, naturalmente no en persona, sino enviando a profesionales a sueldo del Estado que trasladaron al finado de hacía nueve lustros, en un helicóptero militar.
De igual manera, el héroe de Paiporta envió a una unidad de élite de la Guardia Civil para detener a unos peligrosos terroristas que operaban en Valencia. Se trataba de unos malvados pueblerinos, quienes, pertrechados con armas de destrucción masiva, unos escobones enormes, además de bolas de barro, intentaron agredirle a él, al presidente del Gobierno, quien había acudido a Paiporta a "salvar vidas".
Volvamos al dictador Franco quien, según algunos, superó en crueldad a los 'soviets' de Stalin a los 'revolucionarios culturales' de Mao Zedong y a los campos de exterminio de Adolf Hitler.
Pues bien, hay que recordar los siguientes hechos:
1.El golpe de Estado de Francisco Franco termina con un Régimen republicano que, por muy democrático que fuese, y lo era bien poquito, dada la especialidad de la izquierda de entonces de manipular elecciones, estaba controlado por socialistas, comunistas y anarquistas, dedicados en buena parte a liquidar a sus adversarios... físicamente.
2.Esa democracia ejecutó la mayor persecución religiosa de la historia, contra los católicos españoles. Tan claro era esto, que la Iglesia consideró el alzamiento como una cruzada. Lo fue.
3. El balance económico de la dictadura tampoco es malo. Es cierto que no se dirigió por unos presupuestos liberales que, en mi humilde opinión, hubiese proporcionado mejores resultados. Era una economía bastante estatista, condición justificable después de una guerra, pero no a medida que el régimen se consolidaba. No obstante, el balance económico final del Franquismo no es malo, porque España pasó de ser una economía subdesarrollada a convertirse -sí ya sé que se ha bromeado mucho sobre ello pero resulta que es verdad- en la décima potencia industrial del mundo.
4.Resumiendo: no fue una dictadura, fue una dictablanda.
Entonces, ¿me gusta más el franquismo que la democracia? Que la democracia no, que la actual democracia empiezo a creer que sí. Porque la degeneración del Régimen del 78 empieza a ser demasiado evidente y se retuerce, en el neocomunismo actual, entre la España roja y la España rota.
Ahora mismo, aun permaneciendo la Constitución del 78, asistimos a un régimen liberticida, el de Pedro Sánchez, en un sistema democrático. Y eso es muy peligroso, también para la democracia.
El Sanchismo es otro producto del neocomunismo, que está pasando de la revolución proletaria a la revolución woke, algo parecido a pasar del cerebro a la entrepierna. Y este neocomunismo gender no tiene nada de democrático y puede acabar siendo más autoritario que Stalin, Mao o Hitler, quizás porque no es sociológico, es antropológico.
Así que insisto: Francisco Franco no es mi ídolo. Es más, no me gustaba su principio ideológico primero, muy propio de un militar, que no era otro que la disciplina. La disciplina y el orden social son importantes pero no pueden ser lo más importante. Ahora bien, si hubiera sido un joven de 1936, yo me hubiera echado al monte con Franco ¿Como no iba a hacerlo, si te mataban por el hecho de ser católico?
Y hoy, tras 45 años de bonancible régimen democrático, el neocomunismo (Podemos, Sumar y el propio PSOE), también conocido como comunismo de bragueta, o 'gender', o woke, ha trasladado el marxismo desde el cerebro a la bragueta -no, no es un ascenso- y está carcomiendo la democracia. Lenin ha muerto y Gramsci ha resucitado. Pero no sé cuál de los dos era peor.