María Fernández, enhorabueba, un artículo para guardar, entre tanta basura sobre el 'derecho al aborto’: el aborto no es cultura de la muerte: es mercado de la muerte
No conozco a María Fernández, la firmante de este espléndido artículo en El Debate pero, en cualquier caso, mi enhorabuena. No sólo por el asunto tratado, el mercado del aborto, ese mercado letal cuya materia prima consiste en aniquilar al ser humano más inocente y más indefenso de todos -más incluso que los ucranianos, oiga usted- y que constituye la primera causa de muerte violenta en la era moderna: el aborto, sino por su enfoque: el negocio del aborto.
Porque, en efecto, el aborto resulta el asesinato masivo del ser humano más inocente y más indefenso de todos (no me cansaré en plagiar a san Juan Pablo II): el concebido y aún no nacido. Incluso, no se olvida María Fernández de la variante igualmente abortera, de este mercado de muerte: la 'fecundación in vitro’ (FIV). Recuerden que la FIV, además de homicida es hipócrita: dicen que se creó para dar vida cundo es un ventilador de muerte. Y cuidado, María, que a mí ya me lo han argumentado: la FIV puede destruir seres humanos después de la implantación o mediante la pre-implantación. Esta segunda es aún más letal, pues no pueden ni crioconsevarse -congelarse- a embriones, pero no puede llamarse aborto porque se produce antes e la implantación en el seno materno. En esencia es lo mismo, la aniquilación de un ser humano, pero jurídicamente no puede llamarse aborto porque no se porduce en el seno materno. El mal siempre ha ido de la mano de la hipocresía.
Puestos a ponerle pegas, y eso que el rigor del artículo, con cartel de precios para cada tipo de aborto, dificulta este prurito, diría que a la pieza de Fernández sólo le falta algo: recordar que todos los anticonceptivos que se venden hoy en cualquier farmacia también son potencialmente abortivos. Es decir, pueden actuar antes o después de la concepción, que es cuando, según la ciencia, que no la religión, comienza a existir un ser humano con un código genético individuado, distinto al del padre y al de la madre. En todo caso, al menos en cantidad, el aborto quirúrgico no es sino una pequeñísima porción del masivo aborto químico perpetrado hoy.
En todo caso, María Fernández, enhorabueba, un artículo para guardar, entre tanta basura sobre el 'derecho al aborto’: el aborto no es cultura de la muerte: es mercado de la muerte.
A todo esto: ¿de verdad cree alguien que si llega al poder Alberto Núñez Feijóo, el chico del PP, cambiará algo? No conviene confundir la inocencia, que es de buenos, con la ingenuidad, que es de tontos.