Decíamos ayer que las palabras -y los valores, no lo olvidemos- de Kylian Mbappé , la estrella de la selección francesa y ahora, desgraciadamente, delantero del Real Madrid (Florentino es otro hombre con muchos valores), aseguró que había que votar a cualquiera menos a Marine Le Pen, porque la ultraderecha es lo peor, de lo peor, de lo peor. 

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Dado que el liberal-centrista-socialista-banquero-de-inversión, Lolito Macron, está en caída libre, se supone que Mbappé está pidiendo el voto para el Frente Popular, contubernio de comunistas, socialistas, gamberros y masones, sobre todo masones, que son los que dirigen tanto ese partido como el del presidente, para oponerse a Marine Le Pen. Macrón, digo, está en caída libre.

Vamos que el señorito Mbappé no está pidiendo el 'no' a Le Pen sino el sí a Jean-Luc Mélenchon, un comunista. Este sí que defiende los valores de la República, como Yolanda Díaz en España.

Y en esta surge el cazanazis Serge Klarsfeld y le enmienda la cosa a Mbappé: ha dicho que antes votaría a Le Pen que al nuevo Frente Popular francés. 

Iluminadoras declaraciones. Y es que la macedonia ideológica del Frente Popular (gabachos: eso del Frente Popular lo inventó España, allá por 1936, y nos costó una guerra civil), ha sido forzada por los intereses personales de Emmanuel Lolito Macron, tras su fracaso en los comicios europeos. 

Y es que el espantajo de la extrema derecha cunde en toda Europa pero todavía hay quien repara en que a lo mejor la ultraderecha no es tan ultra y a lo mejor lo que hemos hecho es blanqueara a la ultraizquierda. Y oiga, el comunismo ha matado a mucha más gente que el fascismo. 

La campaña electoral de la Eurocopa no ha empezado con buen pie.