El presidente brasileño y ultraizquierdista Luiz Inácio Lula da Silva  ha enloquecido. Su última ocurrencia ha consistido en proponer que los jugadores brasileños de fútbol que juegan fuera del país no puedan ser llamados con la selección brasileña, pentacampeona del mundo, y se dé prioridad a los joven que sí lo hacen. 

Y esto es así porque, según el socialista: «No hay ningún crack afuera. Los jugadores que están en el extranjero no son mejores que los que tenemos aquí». «No estamos viendo ningún Garrincha ni Romário en Europa, sólo muchos jóvenes que aún no han demostrado ser cracks». 

De esta manera, quedarán fuera de las convocatorias de Brasil jugadores como Vinicius, Rodrigo, Rapinha o Neymar...

Hasta este punto llega el intervencionismo de Lula, muy típico de los dirigentes socialistas, meterse en todas las esferas de la sociedad...