Pedro Sánchez ha pedido intervenir en el Congreso para explicar las actividades de su esposa, Begoña Gómez, en su loable trabajo onegero, siempre a beneficio de los huérfanos y de los pobres de la capital.

Ahora bien, oiga, si se trata de explicar los trabajos de Begoña Gómez, ¿por qué no comparece Begoña Gómez, en lugar de su esposo, el presidente? Lo digo porque percibo un sesgo extraordinariamente sexista en este punto. Preocupante, muy preocupante. ¿Es que no sabe defenderse sola? ¿Cómo se atreve el presidente al insufrible machismo de tratar con condescendencia a su esposa? Eso es inadmisible y nosotros y nosotras no estamos dispuestos a tolerarlo.

¿Que Sánchez lo hace por amor? Oiga, el feminismo no entiende de amores sino de derechos. Mucho machista encubierto, es lo que hay

¿Que lo hace por amor? Oiga, el feminismo no entiende de amores, sino de derechos. Mucho machista encubierto en la izquierda progresista, es lo que hay.

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Además, si no hay nada que explicar, ¿por qué dar explicaciones? ¿No será para prejuzgar los lentos pero inexorables movimientos judiciales?

Las sospechas sobre Begoña Gómez, por ejemplo en el caso de Air Europa, resultan más que fundadas. Y las amenazas e injurias del presidente del Gobierno a la prensa independiente resultan inaceptables

Mire usted señor presidente: es cierto que es el acusador quien debe demostrar sus acusaciones y no el acusado... en todos los casos menos cuando se trata de responsabilidades políticas. Cuando se trata de políticos en los que hemos depositado el poder, entonces también la sospecha fundada debe ser investigada. 

Tan sólo un ejemplo: si la empresa que financia la actividad filantrópica de su señora, o sea, Globalia-Air Europa, está al borde del precipicio y recibe cientos de millones de euros en subvenciones públicas que usted concede y encima usted posibilita que sea absorbida por otra aerolínea (IAG Iberia) que posibilita su viabilidad, perdone que le diga pero estamos hablando de una sospecha fundada. Y con este ejemplo no se cierra el Caso Begoña Gomez ni de broma.       

Si no hay nada que explicar, ¿por qué dar explicaciones? ¿No será para prejuzgar los lentos pero inexorables movimientos judiciales?                                                                                                                                                                                                                              

Otrosí: las amenazas e injurias del presidente del Gobierno a la prensa independiente... esas sí que resultan inaceptables. Es un intento de imponer la censura previa con la que acabó Manuel Fraga nueve años antes de la muerte de Franco.

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Por cierto, muy bueno lo de la portavoz del Gobierno, Pilar Alegría, en su comparecencia pública del martes 14, tras el Consejo de Ministros: habló de "un bulo", de una "página web".... sin decirnos ni de qué bulo ni de qué página web hablaba. A eso se le llama tirar la piedra y esconder la mano.

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