El Salvador recluye, desde el domingo 16, en una cárcel de máxima seguridad a 238 presuntos miembros de la banda criminal Tren de Aragua y 23 de la pandilla Mara Salvatrucha, enviados por el presidente estadounidense, Donald Trump, tras invocar una ley de tiempos de guerra para expulsarlos.

A principios de febrero, el propio Trump declaró desde el despacho oval: «Hay mucho espacio para acomodar a mucha gente y lo vamos a utilizar. Es más seguro y más barato. Hay muchos países que dicen que estarían encantados de acoger a nuestros presos».

Uno de ellos, era El Salvador de Nayib Bukele, quien pactó con EEUU recibir deportados de otras nacionalidades pero también criminales estadounidenses. 

Así lo explicó el secretario de Estado, Marco Rubio: (Bukele) "También se ofreció a hacer lo mismo con criminales peligrosos que están actualmente bajo custodia y cumpliendo su condena en Estados Unidos, aunque sean ciudadanos estadounidenses o residentes legales". Rubio añadió que se trata de "un acuerdo sin precedentes, el más extraordinario del mundo".

Por su parte, el propio Bukele lo explicaba así en la red social X: