El último día del año, a las puertas de un año nuevo fallece Benedicto XVI. El Papa Francisco ha cumplido 86 años, la situación de la Iglesia Católica y del mundo, no son tranquilizadoras. Tenemos que empezar el nuevo año con humildad, reconociendo nuestros errores y rectificando lo que nos perjudica. Tenemos que rezar mucho por el Papa Francisco; tiene una misión muy difícil.  Quiero referirme a la Divina Eucaristía, que es la Luz del mundo porque es la Presencia Real de Cristo Vivo. Y digo Luz del mundo, pues la sociedad se compone de personas individuales, y en el bien social se reflejan los valores que poseen los ciudadanos, y los mejores, sin duda alguna, son los cristianos. Desde que se permitió por desobediencia invencible a un pequeño grupo, por Pablo VI, con el temor de que la comunión en la mano debilitaría la presencia real como así sucedió e intentó detener el desmesurado uso que estaban haciendo del  indulto, y aun con el indulto se desaconsejaba la comunión en la mano. Sin embargo esa orden no fue obedecida. El Papa Juan Pablo II confirmó esa decisión y ordenó que no se autorizara en más países la comunión en la mano. Por último el Papa Benedicto XVI dispuso que en las misas que él celebrara los fieles recibirían únicamente la comunión en la boca. Más tarde explicó: “Al hacer que la Comunión se reciba de rodillas y se administre en la boca, quise dar un signo de profundo respeto y hacer un llamado de atención acerca de la Presencia real. Juan Rodolfo Laise obispo argentino dice en un libro: “Por todo esto creemos poder afirmar que la introducción y difusión por todo el mundo de la practica de la Comunión en la mano constituye la más grave desobediencia a la autoridad papal de los últimos tiempos.” La paradoja hoy es que se acusa a estos fieles nada menos que de “desobediencia” justamente por no querer acogerse a un uso que no sólo ha sido desaconsejado permanentemente por los Papas, sino que no es más que tolerada por medio de un indulto que se otorgó a quienes desobedecieron de modo frontal la autoridad papal. La situación actual parecería indicar que la desobediencia finalmente ha triunfado; confirmar este triunfo con medidas draconianas adoptadas contra los que no desobedecieron transformándolos así súbitamente en “desobedientes”, es el colmo de la paradoja y contiene un mensaje implícito muy peligroso: la desobediencia es el camino, con tal que sea inflexible. (Parte de este escrito está tomado de un titular: ”La comunión en la mano, ¿el triunfo de la desobediencia?¨) El Papa Francisco necesita más que nunca, nuestras oraciones y fidelidad.