Sr. Director:
Excelso mes de diciembre. Empezó, casi, con la Inmaculada, el 8. Ya cerca de finalizar, el 25, el comienzo de las celebraciones navideñas con el nacimiento de Cristo, para acabar, el 6 de enero, con la entrañable fiesta de los Reyes Magos, que llenan de ilusión a los pequeños y a sus padres.
Cada una de esas fiestas merece una reflexión. No todo es gozo: la conmemoración de los Santos Inocentes es fiesta de dolor. La matanza de los inocentes no es un hecho que acabó, sino que se repite cada día, cada año. Entonces, por la ambición de un rey ebrio de soberbia; hoy, por el desprecio a la vida de tantos reyezuelos envanecidos que promueven y ensalzan, como si se tratara de un derecho, la matanza de niños en el camino de su nacimiento.
En el año 2023, la cifra oficial de abortos en España fue de 103.097: niños masacrados por ese indecible crimen. ¿Hay vergüenza en nuestra sociedad? ¿Hay conciencia en nuestros políticos? No debe ser que una sociedad civilizada maltrate a los niños en su camino al nacimiento; un maltrato hasta la muerte, ¡y muerte cruel! ¿Creerán que Dios no va a preguntar por esas vidas? ¿No pedirá cuenta a los políticos y a los ricachones mandamases que los empujan? ¿No la pedirá a las madres que arrastran a sus pequeñines a su aniquilación? ¿No preguntará por esas vidas truncadas, a los sanitarios que cambian su profesión de sanar, por el oficio de matar por dinero a inocentes? ¿No dirá nada a quienes votan sin escrúpulos, a quienes no saben de humanidad?