Sr. Director:

San Josemaría Escrivá de Balaguer, nacido en Barbastro (Huesca) el 9 de enero de 1902, hijo del matrimonio formado por José y Dolores, al sentir que Dios le llamaba a ser sacerdote, comenzó en 1915 a formarse para ello, primero en Logroño y más tarde en el Seminario de Zaragoza.

Fue ordenado sacerdote exactamente el 28 de marzo de 1925, hace ahora cien años. Comenzó a ejercer el sagrado ministerio en la parroquia rural de Perdiguera y luego en Zaragoza. Amaba mucho a Nuestra Señora del Pilar, la Pilarica, patrona de la Hispanidad.

Presidió por primera vez la Santa Misa en la Santa y Angélica Capilla del Pilar de Zaragoza el 30 de marzo de 1925, a las 10'30 horas, en sufragio del alma de su padre, D. José Escrivá Corzán, el cual había fallecido el 27 de noviembre de 1924. Esta Primera Misa de San Josemaría fue Misa rezada y a ella asistieron la madre del misacantano, los hermanos del mismo, Miguel y Carmen, y pocos más. Tras la Misa hubo los tradicionales besamanos, los parabienes de costumbre en la sacristía y la despedida del pequeño grupo de asistentes. De aquella Primera Misa, San Josemaría guardó un sabor de sacrificio: "Sobre el altar, al celebrar la Santa Misa, ejerce el sacerdote su ministerio litúrgico del modo más excelso. Allí se inmola aquella misma Víctima que se ofreció en la Cruz para redimir a toda la humanidad"

San Josemaría, identificado personal y definitivamente con Cristo en virtud del sacramento del Orden recibido, hizo de la Eucaristía el centro de su vida. Durante el tiempo en que ejerció como párroco en La Perdiguera no tuvo tiempo para descansar.Al acabar en esta parroquia comenzó su labor sacerdotal en San Pedro Nolasco y apenas pudo dedicarse al estudio.

En septiembre de 1924 había logrado aprobar seis asignaturas de la carrera de Derecho. Lleno de entusiasmo se trazó un buen plan para afrontar otras dos asignaturas en el verano de 1925: Derecho Penal y Derecho Administrativo, pero en septiembre no se presentaron a los exámenes. Luego inició el curso 1925 - 1926 con el firme propósito de terminar, en esta etapa, las asignaturas que le faltaban para licenciarse.

El Sacerdocio era la vocación concreta desde la que el Señor iba a llamarle, posteriormente, para llevar a cabo un designio divino de amplísimos alcances. Por el momento tocaba esperar, confiar y rezar.

El hecho de vestir siempre con la sotana nunca fue impedimento para San Josemaría, que en la calle, en la Universidad y en el ejercicio del ministerio en la capellanía de San Pedro Nolasco, sabía desenvolverse con naturalidad, consciente del valor de vestir el traje talar.

El sacramento del Orden que había recibido le había conferido también, de parte de Dios, la gracia necesaria para amar de todo corazón a sus hermanos en el sacerdocio y no permitir que nadie se metiese indebidamente con los ministros del Señor, los presbíteros.

En abril de 1926 se sintió movido a examinarse de más de seis asignaturas en la Facultad de Derecho. Ya sólo le faltaba una asignatura para acabar la carrera. "Quienes trabajan renovando la sociedad suscitan, pronto o tarde, enemistades y obstáculos que acaban cruzándose en su camino"

En la capellanía de San Pedro Nolasco, San Josemaría sirvió de modo ejemplar al celebrar la Santa Misa, administrar la Sagrada Comunión, exponer y reservar al Santísimo Sacramento, siempre con edificación de todos y sin dar motivo de queja en el desempeño de sus funciones.

Los días festivos, primeros viernes de mes y demás días solemnes, nuestro santo estaba al servicio de la iglesia desde las seis de la mañana hasta las 10'30 hs. Los demás días, de 7 a 9'30 o las 10 de la mañana. Los primeros viernes de mes, en las Cuarenta Horas, en el mes de junio y siempre que hubiera función por la tarde con exposición del Santísimo, estaba puntual a la hora de la celebración para exponer y ayudar en lo que fuese necesario. A la hora que se le indicaba celebraba la Santa Misa, y si era necesario lavaba los purificadores.

La limosna fija de la Misa era de 3 pesetas.Y para los demás servicios indicados arriba recibiría 2 pesetas diarias. Se le advirtió que, el día que por cualquier razón no cumpliese con las cargas debidas, dejaría de percibir ambas limosnas, si no enviase sustituto que le supliera.

San Josemaría fue un sacerdote lleno de alegría porque se fiaba de Dios y se refugiaba bajo el manto de la Virgen María. Su innato don de gentes lo enfocaba Josemaría para pescar almas para Cristo. Fue confesor y director espiritual de muchísimas personas.

El 2 de octubre de 1928, estando en Madrid, nuestro San Josemaría percibió que Dios le llamaba a una misión extraordinaria, muy especial. Así nació el Opus Dei, es decir, la Obra de Dios, que tiene ya más de 96 años.

San Josemaría dejó este mundo en Roma el 26 de junio de 1975. Fue beatificado en mayo de 1992 por San Juan Pablo II, y fue canonizado por el mismo Papa el 6 de octubre del año 2002.

Dijo el Papa en la homilía de la Misa de canonización: "Siguiendo las huellas de San Josemaría, difundid en la sociedad, sin distinción de raza, clase, cultura o edad, la conciencia de que todos estamos llamados a la santidad".

Con motivo del primer centenario de la Ordenación Sacerdotal y Primera Misa de San Josemaría (1925 - 2025) hemos querido dar gracias a Dios por este sacerdote que, a lo largo de toda su vida, buscó la mayor gloria de Dios y la salvación de las almas.

A todos los cristianos nos propusieron y nos proponen aspirar a la santidad en los asuntos ordinarios de la vida y también al apostolado, el cual no está reservado para los miembros de la Jerarquía, sino también para los fieles laicos (varones y mujeres) y para los miembros de la vida consagrada, tanto activa como contemplativa.

El 28 de marzo de 2025, el Prelado del Opus Dei, don Fernando Ocáriz, presidió la Misa en la Basílica de Nuestra Señora del Pilar, en Zaragoza. En el Seminario de San Carlos Borromeo de Zaragoza tuvo lugar una Vigilia de Oración por las vocaciones sacerdotales.

También hubo otros actos conmemorativos, cuentos como un acto académico, varias conferencias y disertaciones y una mesa redonda sobre el corazón universal que ha de caracterizar a los sacerdotes de la Iglesia de Cristo.

El día 30, en Perdiguera, se celebró un acto conmemorativo de los primeros pasos sacerdotales de San Josemaría. Estos actos y celebraciones fueron organizados por la Biblioteca Sacerdotal Alacet, con la colaboración de la Fundación CARF y la revista Omnes.

Pedimos al Señor, por intercesión de la Virgen del Pilar y de San Josemaría, que lleguen a nuestros seminarios santas y abundantes vocaciones según el Corazón de Jesucristo, el Buen Pastor. Pedimos también que todos los sacerdotes vivan su ministerio santamente y sean auténticos pastores cercanos a Dios, al Papa, a su obispo, a sus hermanos sacerdotes y al pueblo de Dios.