La descatolización de España: sólo un 10% acude a misa los domingos
Sr. Director:
Dentro de ese 50%, el número de católicos practicantes que van a Misa alguna vez es del 10'7%, y un 10'4% acuden a las parroquias casi todos los domingos y festivos.
El 1'9% afirma acudir varias veces a la semana a su parroquia.
Es necesario tener en cuenta que según la Constitución Española de 1978, España es un Estado aconfesional, pero la misma Constitución dispone que los poderes públicos tendrán en cuenta las creencias religiosas de la sociedad, manteniendo relaciones de cooperación con la Iglesia Católica y las demás confesiones.
Las relaciones entre el Estado Español y la Santa Sede se encuentran reguladas por el acuerdo de 1976 y los tres acuerdos de 1979, que modificaron y reemplazaron el anterior Concordato de 1953.
Vayamos a la historia, maestra de la vida: la presencia del cristianismo en España se remonta a unos 2.000 años atrás.
La tradición sitúa sus orígenes durante la evangelización de la Península en el siglo I por parte del apóstol Santiago el Mayor, cuyo sepulcro se venera en la Catedral de Santiago de Compostela en Galicia.
En el año 40 del siglo I, la Santísima Virgen María se apareció sobre una columna o pilar al apóstol Santiago, estando éste predicando cerca de las orillas del Ebro en Zaragoza.
La Virgen animó a Santiago en su labor apostólica y en el mismo lugar donde María se apareció a Santiago se edificó una pequeña capilla en honor de la Madre de Dios, que a partir de entonces todo el mundo empezó a llamar "Nuestra Señora del Pilar"
¿Estuvo el apóstol San Pablo en Hispania?
Su deseo era ese, pues en la carta que dirige a los Romanos, escribe:
"Cuando vaya a España iré a veros (dice a los cristianos de Roma), pues espero ser encaminado hacia allá por vosotros una vez que haya disfrutado de vuestra compañía.
Pero ahora voy a Jerusalén para ayudar a los santos, porque Macedonia y Acaya tuvieron a bien hacer una colecta para los pobres que hay entre los hermanos de Jerusalén (...) Cuando haya concluido esto y les haya entregado la colecta, pasaré entre vosotros rumbo a España" (Rm. 15, 23 y ss.)
Así es que no es improbable que también el apóstol San Pablo visitase Hispania.
A comienzos del siglo IV tuvo lugar en Yliberis, una ciudad cercana a la actual Granada, el Concilio de Elvira, el más antiguo del que se conservan las actas.
A él acudieron 19 obispos y 24 presbíteros para tratar temas de carácter disciplinar, por lo que para esa época la Iglesia representaba ya entre nosotros una pujante fuerza social y contaba en la Península con una estructura bien organizada por diócesis, que tenían sus sedes en diferentes ciudades.
Tras ser declarada religión oficial en el último siglo del Imperio Romano, el cristianismo sufrió las vicisitudes propias de una prolongada Edad Media, que comenzó experimentando la segregación entre la herejía arriana que traían los invasores germánicos y el Catolicismo de los hispanorromanos (hasta la conversión a la fe católica del rey visigodo Recaredo en el 586)
El período visigodo-católico fue una época de gran florecimiento de la Iglesia en España, en la que tuvieron lugar decenas de concilios, entre ellos los de Toledo, y destacaron una serie de personajes como San Isidoro de Sevilla, San Braulio de Zaragoza y San Ildefonso de Toledo, entre otros muchos.
Los últimos siglos de la Edad Media presenciaron tanto la tolerancia como los intentos de erradicación entre religiones alternativamente dominantes, al estar marcados por los choques entre el cristianismo y el islam, primero en la conquista musulmana de la Península y posteriormente en la Reconquista cristiana.
La conformación de los reinos que terminaron reuniéndose en la llamada Monarquía Católica se hizo, en gran medida, a través de la construcción de una personalidad fuertemente religiosa.
Su máximo exponente fueron los Reyes Católicos, quienes contrajeron matrimonio el 19 de octubre de 1469 (siglo XV)
Cabe hablar de la Inquisición española, fundada en 1478 por los Reyes Católicos; la expulsión de los judíos, ordenada en 1492 y la conversión forzosa de los moriscos, así como una fuerte reforma institucional del clero a cargo del cardenal Cisneros (1436 - 1517), Arzobispo de Toledo, regente de Castilla, Primado de España y tercer inquisidor general de Castilla, varón perteneciente a la Orden Franciscana.
La Iglesia española de la Edad Moderna, en que lo religioso impregnaba lo civil, fue un mecanismo disciplinado y al servicio de la Monarquía y los estamentos privilegiados, poco accesible a las ideas provenientes de la reforma luterana, con lo que los conflictos religiosos de España no fueron comparables a los que desgarraron Francia, Inglaterra, Alemania o Hungría en esa misma época.
España, garantizado el consenso interior en materia religiosa, fue un firme bastión del Catolicismo, que los reyes de la Casa de Austria reclamaban defender en sus conflictos exteriores en Europa, en el Mediterráneo y en la colonización y evangelización de América: el encuentro de dos mundos.
En cambio, sí se produjeron fortísimos debates como el que se dió en torno al erasmismo, vinculado a la resistencia a la modernización en las Órdenes Religiosas.
Durante el siglo XVI se suscitó un movimiento reformista de carácter místico en el que se implicaron, con no pocos enfrentamientos, Santa Teresa de Jesús y San Juan de la Cruz.
También en el contexto de la Contrarreforma, San Ignacio de Loyola fundó la Compañía de Jesús.
No podemos dejar de citar al gran misionero San Francisco Javier, quien evangelizó la India, China y Japón; y San José de Anchieta, apóstol del Brasil; los franciscanos San Junípero Serra, apóstol de California; y San Pedro de Betancour, apóstol de Guatemala, así como el dominico Tomás de Zumárraga, misionero en Japón, entre otros muchos.
Según los estudios de Virgilio Pinto, la Iglesia en España fue una de las instituciones con mayor poder social y económico en toda Europa.
Cuando se habla de las relaciones de la Iglesia Católica con la Monarquía de España son importantes dos conceptos: la religiosidad y la Iglesia como institución "supeditada" a los intereses de la Corona y de la misma Roma.
O más bien, sería conveniente decirlo al revés: la Corona se puso al servicio de la misión evangelizadora y apostólica de la Iglesia.
En el siglo XVIII se inició el debate entre el jansenismo y el regalismo.
¿Fue la Iglesia en España controlada por la Corona Española?
Carlos III lo quiso así, teniendo en cuenta, además, que fue un rey ilustrado.
La ambición del Estado quería controlar a la Iglesia, pero además el Estado pedía reformas a la Iglesia con el fin de acabar con los desequilibrios existentes y con la corrupción.
Desde 1545 hasta 1563 se celebró el Concilio de Trento, y la Iglesia en España fue una de las primeras en adoptar las medidas establecidas en dicho Concilio.
Además, Carlos III llevó a cabo reformas profundas para impedir que la religiosidad se convirtiera en dogma, y también para limitar el impacto social, pues el rey pensaba que la Iglesia era un elemento que hacía a la sociedad española poco productiva económicamente.
Se equivocaba el rey en este punto.
La crisis del Antiguo Régimen destruyó las bases económicas y el monopolio ideológico e intelectual del clero, así como buena parte del consenso social existente hasta entonces; por eso, a partir de la Edad Contemporánea, algunos hablan de las dos Españas:
la anticlerical y la fiel a la fe católica.
España vivió dos Repúblicas, la primera (1873 - 1874) y la segunda (1931 - 1936)
En 1936 dió comienzo la guerra civil, que no terminó hasta 1939.
A partir de 1931, los republicanos agredieron brutalmente a los católicos y martirizaron y asesinaron a muchos de ellos: obispos, sacerdotes, religiosos y religiosas, novicios, seminaristas, fieles laicos (tanto varones como mujeres)
Algunos de estos mártires, cuyo único delito fue ser miembros activos de la Iglesia Católica, han sido ya canonizados y otros muchos beatificados.
Para el franquismo, el nacionalcatolicismo fue una de sus principales señas de identidad.
Francisco Franco falleció el 20 de noviembre de 1975.
Su sucesor como Rey de España fue Don Juan Carlos I, quien fue proclamado Rey el 22 de noviembre de 1975.
La Constitución Española de 1978 reconoce explícitamente que España se constituye en una Monarquía Parlamentaria.
En junio del año 2014 Don Juan Carlos I abdicó en la persona de su hijo Don Felipe VI, actual Rey de España.
No debemos olvidar el acontecimiento más importante para la Iglesia Católica celebrado en los años 60 del siglo XX: el Concilio Ecuménico Vaticano II, que tuvo lugar desde 1962 hasta 1965 bajo los pontificados de Juan XXIII y de Pablo VI.
Tras la celebración de este Concilio parece que la Jerarquía española se dividió en dos bandos: uno de orientación conservadora y otro de orientación más aperturista.
La Transición supuso la aconfesionalidad del Estado y plena libertad religiosa según la Constitución de 1978, que reconoce, sin embargo, la peculiar condición de la Iglesia Católica en nuestro país.
Sin duda alguna, lo que la Iglesia y los católicos hemos aportado a la Nación Española desde los inicios y a partir de 1978 y hasta la actualidad es muchísimo más valioso que los fallos y errores que hemos cometido.
La reciente incorporación a la sociedad española de numerosos contingentes de migrantes ha ampliado la presencia de confesiones cristianas no católicas, además de aportar un gran número de adeptos musulmanes.
Con todo, el mayor desafío al que la Iglesia Católica se enfrenta actualmente en España es la secularización de la sociedad.
Sin embargo, la pervivencia de las tradiciones y manifestaciones religiosas de la piedad popular católica siguen arrastrando a miles y miles de españoles.
La Iglesia no desea otra cosa más que poder evangelizar con libertad y sin coacciones nuestra sociedad, nuestros pueblos y ciudades, hasta llegar -si es posible- al corazón de cada persona, donde habita Dios creador y salvador.
No queremos imponer nuestra fe ni nuestra religión a nadie, pero sí queremos darlas a conocer a todos.