Sr. Director:

Cuando renunció el Papa Benedicto XVI, cayo un rayo sobre el Vaticano, y un rayo anuncia una tormenta, al menos en la naturaleza. Y esto no se trata de alucinaciones, ni de falsos videntes, ni de mentes visionarias, fue un aviso venido del cielo y eso es irrefutable. El cielo anuncia el comienzo de una nueva era, que no solamente se refiere a la Iglesia Católica, también para la sociedad, sobre todo a Occidente antes cristiana y ahora pagana y perseguidora de Cristo y de su Iglesia. Todo está claro y manifiesto si queremos ver la realidad. La desacralización de la Iglesia Católica, es de extrema gravedad y al perder la Iglesia su carisma que es espiritual y santificación de los fieles, la sociedad queda inerme pues ha perdido el apoyo sobre el cual se asentaba, y esto, ya no es de ahora, llevamos sobre todo de los años 60 del siglo pasado, con el establecimiento de la nueva Iglesia, progresista y desacralizada, que no ha mejorado, sino que ha empeorado progresivamente. Y volvamos al rayo que cayó sobre la cúspide de la Basílica de San Pedro sobre el Vaticano y ¿qué pasa con el mundo Cristiano, sobre todo Europa y principalmente España? La inmoralidad, la corrupción, la impiedad y las leyes establecidas y que siguen estableciendo, ha colmado la paciencia de Dios, al cual ya ni se le nombra, Y esto no se arregla cambiando de gobierno, sino convirtiéndonos. Y el católico que mantiene la fe en Cristo  sufre viendo como es tratado en la Divina Eucaristía.

La purificación se acerca y la estamos pidiendo a gritos, y sin duda alguna España, Nación privilegiada por Dios, cuna de innumerables santos y mártires, será la más castigada. El aviso del cielo fue bien claro, esta era se termina y solo nos queda una solución: o conversión o condenación. Cristo murió clavado en la Cruz para liberarnos del pecado, si lo rechazamos nosotros mismos nos condenamos y a los que le han traicionado, les espera, si no se convierten, un final como el de Judas que se  ahorco. Yo no puedo callar, porque me haría cómplice: son palabras duras pero se trata de la salvación de las almas y no podemos hacer inútil la Pasión y Muerte de Cristo que murió por nuestros pecados y para darnos la vida eterna.