Sr. Director:

Si hay algo que cautiva al actual Gobierno «de progreso», es echar mano del regreso cuando busca distraernos de cualquier realidad que le perjudique, así como para atizar la tensión política y social que tanto le conviene (Zapatero dixit). Y dentro del apartado de sus infumables cortinas de humo, alcanza un protagonismo estelar todo lo relacionado con Franco; lo cual solo tiene lógica si concluimos que la vida de aquel general encarna casi todo lo que el PSOE aborrece y desprecia; comenzando por su alzamiento contra una República que socialistas -junto a comunistas y anarquistas- habían contribuido eficazmente a degradar hasta reducirla a un régimen criminal de media España contra la otra media, tan diferente del modélico paraíso en la tierra que insisten en vendernos.

Pero si para el PSOE y la izquierda constituye Franco el ejemplo de todos los males y el comodín a exhumar y agitar cuando le interesa, no se queda atrás una parte de la derecha, que lo utiliza como un espantajo que devuelve contra la izquierda («más franquistas sois vosotros»), o zahiriendo su recuerdo sin venir a cuento y con el único fin de acreditar el arriesgadísimo antifascismo militante del derechista que lo invoca. En un país donde la lanzada a moro muerto (con perdón) se ha convertido en práctica de obligado cumplimiento entre políticos, resulta un acto de valentía muy coherente lo de agredir la memoria de quien murió en 1975 y cuya defensa han prohibido.