Sr. Director:

No quiero entrar en el tema más que conocido del beso consentido o no consentido. Lo que me preocupa realmente es la reacción general de nuestra sociedad ante una anécdota, que se ha convertido en el tema rey y único de la actualidad. No importa que algunos políticos prometieran el cargo por los mejillones en escabeche. O que algunos separatistas pusieran clavos en la carretera para la Vuelta ciclista a España. Da igual que nuestro país esté en oferta y en rebajas en este momento. Que los nacionalistas vascos amenacen a un político democrático.

Lo único que cuenta es si una chica se sintió o no ofendida por un beso. Con esta ciudadanía y esta oposición que tenemos no me sorprende que vayamos de mal en peor. Empezando por algunos medios de la derecha que se suman al linchamiento de Rubiales, dejando de lado temas mucho más importantes. Y ante esta falta de criterio y de proporcionalidad, no podemos estar tranquilos, porque no sabemos quién será mañana el agraciado con la lotería del escarnio social. Nadie está libre, si se le ocurre desafiar la tiranía de lo políticamente correcto.