Sr. Director:

La Iglesia Católica es una Institución Divina, no humana. No es una multinacional, ni una asociación filantrópica. Su finalidad es la gloria de Dios y la salvación de las almas y es inmutable. El primer deber de un sacerdote u obispo, es proteger el sentido sagrado, sobre todo la Divina Eucaristía.

La Religión que fundó Cristo Dios y Hombre verdadero, es la que da sentido a la vida humana, hecha a imagen y semejanza de Dios. Sin ese sentido espiritual, la persona humana pierde su identidad, y quedaría peor que los animales irracionales que cumplen fielmente el cometido que el Creador les dio.

Estamos viviendo y padeciendo el caos que se ha producido al establecerse un estado político sin Dios. La situación de la Iglesia Católica también es preocupante, se ha humanizado tanto que en muchos lugares se ha perdido el sentido de lo sagrado, y un ejemplo triste y doloroso es el trato que recibe la Divina Eucaristía. La misión principal del sacerdote es proteger lo sagrado, lo divino. Y vemos con tristeza que la Divina Eucaristía se da a los fieles en muchos lugares en la mano, que se llevan la Sagrada Forma sin consumir, en la mano, y pueden hacer con ella lo que les plazca. Los sacerdotes celebrantes tienen que revisar su actuación. Desde que se permitió la comunión en la mano, la pérdida del sentido sagrado va en aumento. Y esto, aunque muchas personas no lo crean, ha tenido unas consecuencias sociales desastrosas, pues al perderse lo sagrado, la persona pierde su identidad, pues fue formado por Dios a su imagen y semejanza, y su fin es la vida eterna. Para que la situación de la Iglesia y de la sociedad mejoren, es imprescindible recuperar el sentido de lo divino de lo sagrado, porque Dios es inmutable.