Sr. Director:
El 13 de mayo se abrió en Roma la tercera iniciativa de la exposición: EL JUBILEO Y LA CULTURA. Por primera vez se expusieron juntos el cuadro de Salvador Dalí y el dibujo-boceto de la Crucifixión de San Juan de la Cruz. La pintura y la poesía, la mística y la piedad, se unieron de forma nunca vista: dos genios arrodillados ante el divino crucificado: JESUCRISTO. Se trata de una exposición sorprendente, que ha conseguido que muchos fieles y turistas, llegados de todos los rincones acudiera a visitarla. La exposición caeli aperti (Cielos abiertos) se inscribe en el camino de la unión belleza y cultura hacia el Jubileo del 2025. En la Iglesia de San Marcelo de Roma ha estado expuestas estas dos pinturas una: la más formidable de Salvador Dalí, conocida como EL CRISTO DE SAN JUAN DE LA CRUZ, óleo sobre gran lienzo del año 1951, préstamo excepcional de la Galería de Arte del Museo de Glasgow.
¿CÓMO SURGIÓ EL CRISTO DE DALI?
Al lado del Cristo de Dalí quien inspiró su obra no surrealista sino naturalista, se expone el dibujo de Cristo crucificado del siglo XVI, obra de san Juan de la Cruz el más sublime de los poetas y la cumbre de la mística experimental. El Cristo de San Juan de la Cruz es fruto de una experiencia mística; se conserva en el monasterio de la Encarnación de Ávila, de donde Santa Terea fue superiora antes de la Reforma de la Orden del Carmen. Todo empezó en diciembre de 1984, cuando Dalí visitó Ávila, privadamente, cuando regresó de Italia, después de haber pasado ocho años en EE. UU, sintió el deseo de reencontrarse con sus raíces españoles, visitando Toledo, Segovia y Ávila.
Las dos obras se han exhibido por primera vez, una al lado de la otra. Verdaderamente ha sido una oportunidad única de contemplar estas dos obras maestras de dos artistas grandiosos diferentes pero complementarios, unidos por la pintura y la poesía. Cristo Crucificado es visto desde arriba, pero esta visión común presenta grandes diferencias, Dalí ha omitido los instrumentos del suplicio: corona de espinas, clavos que taladran manos y pies y el costado traspasado por la lanza. Pero en ambos se manifiesta cómo el Padre Eterno vé desde el cielo a su Hijo en el momento que, con su angustioso, pero no desesperado Cristo clama. PADRE A TUS MANOS ENCOMIENDO MI ESPÍRITU. Así nosotros nos sumergimos también en su misericordia, sintiendo que somos mirados. Dalí tuvo una motivación principal al pintar: un Cristo bello como Dios es. San Juan de la Cruz cuando lo esbozó quería, pintarlo en un boceto y que más tarde lo describía en su poema del Pastorcito que muere de amor por ser abandonado por su bella pastora.