
Dicen que el cuco pone los huevos en nido ajeno para que otros les críen sus polluelos. La naturaleza imitando al arte... de la subvención
Sr. Director:
Recibimos un incesante número de inmigrantes que entran ilegalmente en España que desborda todas las previsiones y cuya atención afecta ya a los servicios y ayudas que reciben los españoles de peor situación económica. Junto a los que vienen a trabajar, hay un número creciente que acude por un nefasto efecto llamada, para disfrutar de prestaciones y subvenciones que tan generosamente se les concede en España al calor de una nefasta política que cree que con ellos reemplazarán nuestro grave déficit poblacional (aunque tampoco faltan objetivos menos confesables de partidos políticos que buscan oblicuos intereses electorales). Entre estos inmigrantes abundan los jóvenes y los denominados "menas", supuestos menores de edad (porque está mal visto hacerles algún tipo de prueba para comprobarlo) que presentan la insólita circunstancia biológica de encontrarse en nuestro suelo casi por generación espontánea, pues, pese a proceder mayoritariamente de Marruecos, alegan carecer de origen y familiares. Y mezclados con éstos, no escasean quienes vienen persiguiendo objetivos claramente delictivos, pues a las autoridades marroquíes les resulta más económico, en lo material y en lo social, abrirles las puertas de las cárceles e indicarles el camino hacia España. Pese a todo, e incluso dejando al margen la política marroquí de permanentes amenazas y reclamaciones de parte de nuestro suelo y aguas, se nos sigue vendiendo que es nuestro deber (?) atender a todo el que llegue ilegalmente, tachando de xenófobo y filocriminal a quien ose siquiera cuestionarlo; y esto, por mucho que Marruecos no sea un país pobre ni en guerra. Dicen que el cuco pone los huevos en nido ajeno para que otros les críen sus polluelos. La naturaleza imitando al arte... de la subvención.