Sr. Director:

Se pide a los cristianos, se pide a la Iglesia que se adapten al mundo. Razonamiento que, a primera vista, parece lógico y encomiable. Pero, razonablemente también, en este aserto se hacen imprescindibles determinados matices: ¿En qué orden se mueve o a qué orden pertenece la Iglesia? ¿En qué orden se mueve el mundo? El fin de la Iglesia es sobrenatural, es la institución fundada por Jesucristo para a salvación del hombre a través de ella.

Visto el panorama lo que pretenden es que se rebajen las pretensiones de llevar a Cristo al mundo. Cuando ya Él dijo: “Y yo cuando sea elevado todo lo atraeré hacia mí”. Lo que piden es que los cristianos, la Iglesia, se adapten al mundo, pero a un mundo sin Dios. Y si en el mundo no hay un fin claro al que tender indudablemente el final será la anarquía, la autodestrucción… No es la Iglesia la que ha de adaptarse al mundo, sino que es el mundo el que ha de adaptarse, el que ha de elevarse al nivel sobrenatural de la Iglesia, de Jesucristo. Es misión de los cristianos elevar y sobrenaturalizar la vida corriente para que todo sea conducido a Dios.