Sr. Director:

En el mensaje del Papa para la Cuaresma que estamos viviendo nos habló y dijo “La relación con Dios está impregnada de esta certeza, puesto que la Iglesia enseña que el hombre no se da a sí mismo la existencia ni se salva por sus propios méritos, sino que todo es gracia”. La experiencia de la propia vulnerabilidad permite adquirir mayor conciencia de esta realidad, pero a la vez, decía Francisco, debe servir a la persona para escapar de la tentación de encerrarse en sí misma ocupándose únicamente de sus necesidades.

La sinodalidad hacia la que quiere avanzar hoy la Iglesia nace de esa vocación de ser comunidad y familia, lo cual comienza por una experiencia mucho más sencilla: abrir los ojos a las necesidades de las personas en nuestro entorno y dejarnos interpelar. Esto es lo que, para el Papa, significa vivir la Cuaresma como “peregrinos de la esperanza”, en camino confiado hacia la Pascua.