Sr. Director:

Se equivoca nuevamente el Delegado del Gobierno en Madrid al prohibir el rezo público del Rosario por parte de cristianos no violentos que llevan a cabo esta práctica religiosa desde noviembre del año  2023.

El joven José Andrés Calderón ha manifestado que es urgente que los españoles nos convirtamos a Jesucristo,  y  una de las formas con las que podemos obtener de Dios esta gracia es rezando públicamente el  Rosario de la Virgen María, pues España es tierra de María, como la definió  el Papa San Juan Pablo II.

En nuestro país estamos observando, desde hace tiempo, un proceso de desintegración total o casi total de la fe católica, de la práctica religiosa;  el número de católicos practicantes ha descendido, y además aumenta el número de no creyentes y de indiferentes ante el hecho religioso.

Ha descendido  también el número de seminaristas en el conjunto de España, y la edad media del clero español es alta.

De modo parecido, también ha descendido el número de cristianos que decide consagrarse a Dios en la vida religiosa activa y/o contemplativa, masculina y femenina.

Además,  los fieles cristianos laicos  apenas se movilizan  ni actúan como verdaderos discípulos de Cristo  a  la hora de defender la familia natural, el matrimonio entre un varón y una mujer,   la ley natural y la Ley Divina o Ley Revelada.

Hemos caído en una especie de  complejo de inferioridad  que nos hace sentir  vergüenza o miedo  por el simple hecho de actuar como miembros activos de la Iglesia.

¿Quién se compromete  con todas las consecuencias  a  ser y a actuar  como cristiano en medio de las realidades seculares?   

Existe un trasfondo cristiano en  España  que, objetivamente hablando,  nadie puede negar,  pues en realidad la fe cristiana  y  en concreto la Iglesia Católica  y  los fieles católicos construyeron  España  y  el resto de países europeos  gracias a su fe en Jesucristo.

Nosotros no pensamos  que cualquier tiempo pasado fue mejor,   pero sí observamos el declive de la fe  y  de la esperanza cristiana  en la mayoría de la población española: éste es un hecho evidente.

Por eso,  alentados por el mismo Señor y por su Madre Santísima,   que nos invitan a vigilar, velar y orar,    decidimos salir a la calle para manifestar que nos sentimos  sanamente  orgullosos  de ser cristianos,  es decir,  miembros de Cristo y de su Iglesia:     es la fe que hemos recibido de nuestros padres,  nuestros abuelos  y  nuestros antepasados. Y no estamos dispuestos a dejar de ser cristianos,  pese a quien le pese.

¿Cuál es el problema de orden público que puede causar el rezo del Rosario a las puertas de una iglesia en la capital de España?

¿Quién se cree que es el Delegado del Gobierno en Madrid  para juzgar si es urgente o no rezar el Santo Rosario públicamente? 

En  España,  desgraciadamente,  están en vigor leyes que atentan contra la dignidad del ser humano:   la ley del divorcio,  la del aborto,  la de la eutanasia activa;    la ley que impide,  de hecho,  que los alumnos sean educados religiosa  y moralmente  según  las propias convicciones  de sus padres o tutores,  etc , etc.

El ambiente que se respira es de secularización, de ateísmo práctico,  de prescindir de Dios y de Cristo.       Y  todos sabemos que,  sin el Creador, la criatura se diluye y acaba por no saber de dónde viene,  hacia dónde se dirige y cuáles han de ser sus actitudes de fondo mientras está en este mundo. 

Opina  José María Calderón  que el ya citado  Delegado del Gobierno  busca una "venganza" por la sentencia favorable al rezo del Rosario durante las jornadas de reflexión previa  y  la jornada de las pasadas elecciones europeas,  y así  actúa arbitrariamente  y  sin el debido respeto a la libertad religiosa  y  de conciencia de los ciudadanos.

A  nadie se le obliga  a  participar en el rezo del Rosario públicamente;    quien quiere acude y quien  no quiere o no puede  no acude.

Lo que pedimos es que se nos dé libertad real para que,   los que quieran,   se concentren a las puertas de una iglesia  y  recen pública  y pacíficamente  el  Santo Rosario  pidiendo por España entera,  por la Iglesia  y  todos sus miembros,   por las vocaciones,   por los gobernantes y los políticos,  por los sacerdotes y los religiosos y religiosas,    por todos los matrimonios,  por todas las familias,  por todos los que vivimos en este gran nación llamada España. 

Dijo  San Antonio María Claret   en su tiempo que la  salvación  de  España  está  cifrada  en  la devoción  de  rezar  el  Santo Rosario. 

Recordemos,  como dice la Sagrada Escritura, que  "hay que obedecer a Dios antes que a los hombres"

Y  recordemos  también que la  Santísima Virgen María  dijo  en  Fátima  en  1917:    "para que el mundo de salve es necesario que se instaure en todas partes la consagración a mi Inmaculado Corazón"

Recemos,  no dejemos de orar en público  y  en privado por todas las almas.