Sr. Director:

Aparte de otras cuestiones discutibles, algo muy positivo que puede aportarnos la presidencia de Trump en USA, es ser parón y freno al tsunami de ese irracional batiburrillo ideológico que es el progresismo woke. Parón al actual dogmatismo climático y al alarmismo que genera para acongojarnos con una permanente amenaza de emergencias, y freno al adoctrinamiento en la antihumana ideología de género, a la sexualización de los niños en las escuelas y al cambio de sexo en menores de edad. Parón al desprecio de la maternidad, la paternidad y la natalidad, y a la ridiculización de la familia natural, y freno a la criminalización de la masculinidad y a un exacerbado feminismo que ya no sabe definir quién es mujer. 

Parón al ninguneo de los efectos de las drogas y a un individualismo pasota y nihilista que abandona a las personas a su suerte, y freno a la burla sobre el cristianismo y la cultura cristiana, y al silencio ante la sangrienta persecución a los cristianos en gran parte del mundo. Parón al odio del indigenismo marxistoide contra quienes les liberaron de costumbres inhumanas, y freno a la cultura de la muerte, al fomento del aborto y  la eutanasia disfrazados de derechos, y a la pederastia y la pornografía encubiertas. Parón a una futura alimentación a base de insectos y a las demás trampas impositivas de la Agenda 2030, y freno a dóciles medios de comunicación  al servicio de influyentes lobbys, que pretenden mantenernos en su Matrix. Si Trump logra controlar al devastador progresismo woke, además de salvar a su país de una desastrosa deriva, habrá contribuido al rescate del resto de Occidente.