Hablábamos ayer de la visita del honorable ministro de Exteriores de la mayor tiranía del mundo, China, esto es, el muy honorable señor Wang Yi, recibido en Moncloa, no ya por su homólogo, el titular de Exteriores, José Manuel Albares, sino por el mismísimo presidente del Gobierno, ¡oh sí!

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Era el mismo día en el que el Gobierno español llamaba a consultas -¡cuánta firmeza!- al embajador ruso en Madrid, por la muerte, con sospecha de asesinato, del más famoso opositor a Vladimir Putin, encerrado en una cárcel en el Ártico, Alexéi Navalni

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Pues mire usted, China es peor que Rusia y muchísimo más tiránica... y muchísimo más peligrosa. Lo peor del comunismo político y lo peor del capitalismo económico, todo junto en una misma tiranía bajo el principio de un país, dos sistemas. 

Pues bien, además del contraste de tratamiento, observen las ideas fuerza del comunicado público emitido por ambos gobiernos:

1.China está dispuesta a mantener "intercambios de alto nivel con España". 

En efecto, China nos vende y nosotros compramos. Al revés, muy poquita cosa.

2.Profundizar la cooperación mutua.

Por esto, los comunistas chinos entienden que las empresas chinas invadan España mientras a las españolas se les prohíbe entrar en China.

3.Fortalecer las sinergias entre ambos países. 

Que España haga caso omiso a las irregularidades de los chinos asentados en el país, que se aprovechan de la Seguridad Social española y que han forjado un sistema productivo verdaderamente mafioso en España. ¡Ah sí! y copar sectores estratégicos clave en Europa a través de España. Mismamente, el sector energético. 

Y todo esto con la grosería habitual en los jerarcas chinos. Observen el careto de Wang Yi ante un obsequioso Sánchez. Por cierto, China persigue con saña a los cristianos, a los musulmanes y a todo disidente que ose enfrentarse, aunque sea levemente, al gran Xi Jinping. Pero, miren por dónde, esos atentados contra los derechos humanos no han recibido ni la más mínima crítica del Gobierno español hacia nuestro socio y amigo. Igualito, por ejemplo, que con Israel.

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Hay que rebelarse contra la colonización china de España. De hecho toda Europa debería advertir al gigante del Pacífico: si no hay reciprocidad, tampoco hay tratos con China.