Teresa Ribera ha acertado en su apoyo a Ursula Von der Leyen, que acaba de decretar aranceles para el coche eléctrico chino
A cada uno lo suyo: la vicepresidenta segunda, a la que Sánchez, por cierto, ya soltó el miércoles que la expulsa a Estrasburgo, obtenga o no la comisaría de Energía, ha acertado en su apoyo a Ursula Von der Leyen, que acaba de decretar aranceles para el coche eléctrico chino.
Y los aranceles anti-coche chino todavía deberían ser más duros. Pero, como siempre, Ribera ni crea nada propio ni ofrece alternativas: es una ecologista.
España necesita un fabricante de coches eléctricos, otro de baterías, otro de chips y otro de inteligencia artificial. Necesita patentes
Para entendernos, España necesita un fabricante de coches eléctricos, otro de baterías, otro de chips y otro de inteligencia artificial. Necesita patentes propias. Y el momento idóneo para ponerlo en marcha era el reparto de fondos europeos que, insisto, no es un regalo, porque habrá que devolverlos vía presupuestos o, todavía peor, vía capital más intereses, pero aún así constituían una buena oportunidad para reindustrializar España... que Pedro Sánchez ha desperdiciado.
Mucho me temo que esos fondos se han utilizando para comprar votos cautivos, perdón, para las subvenciones públicas del Sanchismo.
Y tenemos en España materia gris para conseguir esas patentes. Pero casi todos ellos trabajan para multinacionales extranjeras.
En cualquier caso, por una sola vez y sin que sirva de precedente, Ribera acierta al apoyar a Bruselas en la los aranceles al coche chino.